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Un joven gay madrileño cuenta sus experiencias sexuales

Los agujeros de gloria de un sex shop de Fuencarral

Meter el miembro por un orificio en una pared es una práctica habitual

24 Dic 2009 - 10:11 CET
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Los españoles quieren tener sexo con más frecuencia

El placer por el placer. Sin saludos, sin intimidad y por supuesto, sin preliminares. Eso es lo que buscan personas como Martín Seijo, un joven madrileño de 22 años y homosexual.

«He ido alguna vez a un local en el centro de Madrid, en un sex shop en la calle Fuencarral, en el que había ‘agujeros de gloria’, pero los han cerrado»

«No me gusta demasiado. Una cosa es el placer y otra, el placer anónimo»

Un agujero de gloria es un orificio en la pared por el que un hombre introduce el pene y al otro lado hay otra persona, sea hombre o mujer, que le practica el sexo oral u otro tipo de relaciones. Las dos personas acuden de manera voluntaria y no cobran por tener sexo. No hay necesidad de conocerse, ni siquiera de verse.

«Yo he chupado muchas pollas pero siempre viendo la cara del tío primero. También mirando quién me la chupaba, claro»

PORNO CASERO

Los llamados ‘glory holes’ se encuentran en sex shops, saunas y locales de ambiente. Generalmente son frecuentados por un público homosexual, aunque excepcionalmente acuden mujeres para grabar vídeos porno caseros y colgarlos en la red.

Estos agujeros son el plato fuerte de los muchos que se ofrecen en el menú para tener sexo con desconocidos. Otro de los más habituales en el madrileño barrio de Chueca son los cuartos oscuros.

Damián es un joven dependiente de una tienda de prendas de estética gótica. Explica que para los homosexuales estos temas no son tabú.

«Los agujeros de gloria están en todas partes. Yo no he ido, pero para nosotros es tan habitual como para los heteros los intercambios de pareja»

«La mayoría no dejan entrar a mujeres. Algunos con un determinado ‘dress code’, por ejemplo, de estética punk, podría ser. Si la tía va rapada y con cintas en los pezones, que dé morbo, a lo mejor»

«Todo bar que se precie tiene un cuarto oscuro. Allí te metes si buscas acostarte con alguien aunque no siempre es anónimo. A veces, lo de cuarto oscuro es sólo una manera de llamarlo y tú ves la cara de todo el mundo»

Martín lo corrobora:

«Casi todos los locales de ambiente disponen de un cuarto oscuro. Entras en la sala y te empiezas a tocar. Aquello puede acabar siendo una orgía. A mi me encantan porque puedo ir con mi pareja».

Otra opción más para quienes quieran vivir su sexualidad de un modo diferente.

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