La vida privada de las grandes figuras de la historia muestran una cara muy distinta al ver cómo era su vida emocional.
Hijos ocultos, amores prohibidos y secretos que salieron a la luz luego de varios años enterrados.
Son romances ‘tabú’ de la historia, que van del hijo secreto de Marx al amor prohibido de Marie Curie:
Karl Marx
Karl Marx, el padre del socialismo científico y el comunismo moderno, se llevó a la tumba un gran secreto que solo fue develado muchos años después: el de un hijo extramatrimonial.
«El primer secreto es que tenía un hijo fuera de su matrimonio, el segundo, que lo tuvo con la chica que ayudaba en la casa (Helen Damuth o «Lenchen») y tercero que Friedrich Engels —un relevante intelectual junto al que escribió varias obras fundamentales para el nacimiento del marxismo y los movimientos socilista, comunista y sindical — aceptó aparecer como padre del niño», le cuenta a BBC Mundo, Samper Pizano.
En 1851, Lenchen estaba embarazada, tuvo un bebé al que llamó Frederick y lo dio a una familia para que lo cuidara. Pero la historia se pone mucho más interesante cuando en una carta Marx le dice a Engels: «Debo revelarte un misterio tragicómico», según recoge Samper Pizano de la biografía Karl Marx: an Intimate Biography, de Saul Padover y publicado en 1978.
El misterio era en realidad un pedido. Para que Marx salvara su matrimonio, Engels, que era soltero, tenía que declararse padre del bebé de Lenchen. Y Engels aceptó, afirman varias biografías sobre éste.
El secreto permaneció oculto unas cuatro décadas y salió a la luz tras la muerte de Marx y su esposa. Fue revelado cuando Engels, en su lecho de muerte, se lo confesó a Eleanor Marx, una de las hijas de Marx, según detalló el diario The New York Times en un artículo de 1983.
Marie Curie
Marie Sklodowska (1867-1934), más conocida como Madame o Marie Curie, fue una persona extraordinaria para la ciencia. No en vano, fue la primera persona en recibir dos premios Nobel en distintas especialidades —Física y Química— y la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en la Sorbona, la histórica universidad de París.
Marie se casó con el científico Pierre Curie y juntos ganaron el Premio Nobel de Física en 1903 (que también compartieron con el físico Henri Becquerel). Y en 1911, Marie Curie ganó el Premio Nobel de Química.
Pero en los años que separaron un galardón del otro ocurrió la tragedia de la muerte de Pierre Curie aplastado por un carruaje y el nacimiento de un romance entre la científica y uno de los discípulos de Curie: Paul Langevin.
Se trataba de un hombre más joven que ella, alto y elegante. El problema era que Langevin estaba casado. La relación fue un escándalo, aunque ella fue más castigada por que él. Casi le costó el segundo Nobel.
La relación amorosa entre Marie y Paul no prosperó, pero siguieron siendo buenos amigos y compañeros de cátedra en la Sorbona.
Rubén Darío
El poeta nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento (1867-1916), mejor conocido como Rubén Darío, tenía una gran fama de mujeriego y de alcohólico. Sin embargo, hubo una mujer que no sabía ni leer ni escribir que lo conquistó y acompañó una gran parte de su vida: Francisca «Paca» Sánchez
Ese amor transcurría mientras el poeta seguía oficialmente casado con su segunda esposa Rosario Murillo. Pese a ello, «Paca» se fue a vivir con él, algo anormal en esa época en España. Lo acompañó a París, entre otros sitios, y tuvieron cuatro hijos pero solo sobrevivió uno.
Con el tiempo, Francisca aprendió a leer y a escribir. Sus maestros fueron el mismo Ruben Darío y sus amigos «quienes la querían mucho, como por ejemplo el poeta mexicano Amado Nervo», agrega el autor.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, y a pesar de las quejas de Paca, el poeta decidió viajar a América para promover la paz. Fue la última vez que se vieron.
Winston Churchill y su largo matrimonio
El ex primer ministro británico Winston Churchill (1874-1965) estuvo casado con su esposa Clementine Hozier por 57 años.
Clementine fue un gran apoyo para Churchill, no solamente porque era de las pocas personas que se atrevían a llamarle la atención, sino porque él la escuchaba y en algunos casos llegó a pedir su ayuda en cuestiones relacionadas a la guerra.
«Curiosamente hizo buenas migas con (Joseph) Stalin, exlíder de la Unión Soviética. Él la recibió. Ella hizo mucho por los niños rusos y todavía hay alguna placa o monumento en nombre de ella en algunos sitios de Rusia», dice el autor. Pero quizá el mayor secreto de esta pareja duradera es que eran distintos y se complementaban: a él le gustaba pintar; a ella practicar deportes; a él, la cacería de jabalíes; a ella, la lectura.