La UE y Ucrania temen un «acuerdo sucio» entre Trump y Putin, mientras Zelensky pelea por un asiento en la mesa de negociaciones

Las relaciones EE.UU.-Europa nunca volverán a ser las mismas.

En un giro dramático de los acontecimientos, el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso Vladimir Putin han iniciado negociaciones directas para poner fin a la guerra en Ucrania, dejando al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky fuera de la ecuación.

Esta maniobra diplomática, que se desarrolla a espaldas de los aliados europeos, ha desatado una ola de preocupación en las capitales del Viejo Continente.

El miércoles 12 de febrero de 2025, Trump anunció haber mantenido una «larga y muy productiva» conversación telefónica con Putin, en la que acordaron iniciar negociaciones «de inmediato» para resolver el conflicto ucraniano.

Esta llamada, que duró cerca de 90 minutos, marca el primer contacto conocido entre ambos líderes desde que Trump asumió su segundo mandato el mes pasado.

Un acuerdo a medida de Moscú

El enfoque de Trump para resolver la crisis ucraniana parece alinearse peligrosamente con los intereses del Kremlin.

El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, declaró en una cumbre de la OTAN en Bruselas que es «poco realista» esperar que Ucrania recupere sus fronteras anteriores a 2014, incluyendo Crimea.

Además, Hegseth sugirió que EE.UU. no respalda la aspiración de Ucrania de unirse a la OTAN como parte de un acuerdo de paz viable.

Estas declaraciones han encendido las alarmas en Kiev y entre los aliados europeos. Un diplomático de la UE, que pidió mantener el anonimato, expresó:

«Tememos que Trump esté dispuesto a sacrificar la integridad territorial de Ucrania a cambio de una victoria política rápida. Esto sería catastrófico para la seguridad europea».

Zelensky, marginado en su propio conflicto

Aunque Trump afirmó haber hablado con Zelensky después de su conversación con Putin, el papel de Ucrania en estas negociaciones parece ser marginal en el mejor de los casos.

La oficina presidencial ucraniana confirmó una llamada de una hora entre Trump y Zelensky, pero los detalles de la conversación no se han hecho públicos.

El analista político ucraniano Volodymyr Fesenko comentó:

«Zelensky se encuentra en una posición extremadamente difícil. Por un lado, necesita el apoyo de EE.UU., pero por otro, no puede aceptar un acuerdo que comprometa la soberanía de Ucrania».

Para el líder ruso, esta llamada representa un triunfo diplomático significativo. Durante años, Moscú ha buscado excluir a Ucrania y a sus socios europeos de las negociaciones, calificando al gobierno de Kiev como ilegítimo.

«Putin ha esperado este momento durante tres años», afirma Dmitri Trenin, analista del Centro Carnegie de Moscú. «Ha logrado lo que siempre quiso: negociaciones directas con EE.UU. sobre el futuro de Ucrania, sin la participación de Kiev o Bruselas».

Reacciones internacionales

La reacción internacional a este giro en la diplomacia ha sido mixta.

Mientras que las Naciones Unidas han expresado su apoyo a cualquier iniciativa que promueva conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania, los aliados europeos de EE.UU. han mostrado su preocupación.

El ex asesor de seguridad nacional de EE.UU., John Bolton, fue particularmente crítico, declarando:

«Trump se ha rendido efectivamente ante Putin. Las relaciones entre EE.UU. y Europa nunca volverán a ser las mismas».

Bolton advirtió que este enfoque podría tener consecuencias duraderas para la credibilidad de EE.UU. en el escenario internacional.

Las implicaciones de estas negociaciones para el futuro de Ucrania son profundas.

Trump ha mencionado la posibilidad de negociar un acuerdo con Zelensky que otorgaría a EE.UU. acceso a los valiosos minerales de tierras raras de Ucrania a cambio de apoyo continuo. Esta propuesta ha sido vista por muchos como un intento de monetizar el conflicto a expensas de la soberanía ucraniana.

El experto en geopolítica, Ivan Krastev, advierte: «Si se llega a un acuerdo sin la participación significativa de Ucrania, corremos el riesgo de crear una ‘paz fría’ que solo perpetúe el conflicto a largo plazo».

Tensiones en la alianza transatlántica

El enfoque unilateral de Trump ha generado fricciones con los aliados europeos de EE.UU.

Un alto funcionario de la UE, que habló bajo condición de anonimato, expresó su frustración: «No podemos permitir que el futuro de la seguridad europea se decida en conversaciones bilaterales entre Washington y Moscú. La UE debe tener voz en este proceso».

A medida que las negociaciones avanzan, el futuro de Ucrania y la estabilidad de Europa oriental penden de un hilo. Algunos analistas temen que un acuerdo apresurado pueda sentar un peligroso precedente.

«Si Trump y Putin llegan a un acuerdo que ignora los intereses fundamentales de Ucrania, estaremos enviando un mensaje claro a otros actores revisionistas en todo el mundo», advierte Anne Applebaum, historiadora y experta en Europa del Este.

Por otro lado, los defensores de la aproximación de Trump argumentan que es hora de un enfoque pragmático.

Steve Witkoff, uno de los principales negociadores de Trump en el conflicto, sugiere que la relación personal entre Trump y Putin podría ser clave para resolver la crisis.

Sin embargo, la pregunta que resuena en las cancillerías europeas es si la paz a cualquier precio es realmente paz.

Mientras tanto, millones de ucranianos observan con ansiedad cómo su destino se negocia en conversaciones en las que no tienen voz.