Fue una de las grandes injusticias de estas elecciones. Ester Muñoz (León, 1985), que se había convertido en una de las caras más reconocibles del Senado por el PP, se ha quedado sin escaño. Iba de número 2 por su tierra y se ha quedado fuera.
Muñoz se ha quedado a 14.000 votos de su compañero de partido Javier Santiago Vélez, quien sí ha obtenido los sufragios necesarios para ocupar un asiento en la Cámara Alta.
Y en la izquierda más radical y sectaria lo celebran porque Muñoz les hacía mucha pupa desde su escaño en el Senado. Lo celebran destilando odio como es el caso de Rubén Sánchez, el podemita que dirige FACUA, ese chiringuito comunista camuflado de asociación de consumidores:
La respuesta ha sido demoledora:
Curioso que una garrapata sindical como Sánchez que vive de las subvenciones que le otorgan los políticos tenga la caradura de llamar ‘parásito’ a alguien.
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