Se acab� lo que se daba. Ibrahimovic, el fichaje m�s caro en la historia del Bar�a (49,5 millones m�s el traspaso de Eto’o, tasado en otros 20 millones), se marcha al Milan un a�o despu�s, con m�s pena que gloria, con un tanto al Madrid como recuerdo y con la suplencia en los partidos vitales del final de la temporada anterior, despose�do del puesto por Bojan. Ahora ha llegado Villa (40 millones) y nadie le discute el puesto, m�s all� de que juegue como ariete o extremo, cuando Messi copa la punta de ataque. Incendiario, la suplencia en la vuelta de la Supercopa le quem� por dentro, y, lenguaraz, Ibrahimovic critic� la gesti�n del t�cnico Pep Guardiola al frente del grupo. «El mister ni me quiere ni me habla», solt� entonces. Ayer se explay�: «No me sabe mal irme as�. Esta es la soluci�n y yo no pierdo el tiempo. Guardiola me ha echado». Ocurre, sin embargo, que en el Bar�a, de nuevo, el mango de la sart�n lo sujeta Guardiola. «Aqu� mando yo», proclam� ayer imperioso el t�cnico. Ha recobrado el respaldo de la directiva entrante, reforzado el apoyo del �rea deportiva y aclarado su poder desde la lista de convocados. El Bar�a est� en sus manos. Ibra lo sabe.
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