El nombre de la película: La maldición de la cancha 11. Su comienzo es como esas películas de Hollywood (aquí nomás, pero en la otra frontera) que parecen demasiado previsibles. Una historia bélica con pincelazos de suspenso. Un soldado cae, el otro gladiador sigue, pero a un alto precio y hay un tercer guerrero, que abandona a mitad de camino.
En la batalla, al menos en esa primera parte, sale casi todo mal. Debería terminar de forma triste este film. Pero el desarrollo puede cambiar. Hay que esperar. Por ahora, lo que se ve, lo que sucede, no es nada bonito. Hay que situarse en el court 11, el del título.
Hace un par de días, Pico Mónaco se despidió casi sin desgastarse y David Nalbandian pasó con un dolor intenso (que anoche persistía) en el tobillo derecho. No es la 17, no es la 13; es la 11, un número que suele sacarle chispas a la ruleta. Trae suerte.
No tanto, claro, para los tenistas de nuestro país.
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