Ya ni tiempo hay de enterrar a los muertos. Cuando los ataúdes grises de los 14 muchachos asesinados el viernes en Ciudad Juárez aún estaban abiertos, otro grupo de sicarios -también amparado en la noche y la impunidad- irrumpió en un centro de desintoxicación de drogadictos de Tijuana, formó a 13 de los internos junto a una tapia y los fusiló con armas de alto poder …
Lea el artículo completo en www.elpais.es
Más en Otros medios
CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL
QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE
Buscamos personas comprometidas que nos apoyen
CONTRIBUYE
Home