Cuando un líder personalista desaparece de escena sobreviene en su entorno la tentación de calcarle hasta los errores. Esa superstición surge de la repentina necesidad de no romper la fórmula secreta de la magia. Como decía un personaje de Borges sobre un guapo barrial: «Lo admirábamos tanto que hasta le copiábamos la forma de escupir» …
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