En el despacho que Mercedes Gallizo (Zaragoza, 1952) tiene en la madrileña calle de Alcalá aún resuenan los ecos de la protesta de los funcionarios de prisiones contra su gestión. Ella, sin embargo, la defiende y esgrime datos en un momento en el que, después de más de diez años de continuos aumentos en el número de presos, por fin empieza a reducirse su cifra …
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