En el anterior número de L’Espresso me divertía imaginando algunas consecuencias, especialmente en el campo diplomático, del nuevo rumbo de la transparencia inaugurado por Wikileaks. Eran fantasías vagamente fantacientíficas, pero se basaban en el supuesto innegable de que, si desde ahora se puede acceder a los archivos más confidenciales y secretos, algo tendrá que cambiar, al menos en los métodos de archivo …
Lea el artículo completo en www.publico.es
Más en Otros medios
CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL
QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE
Buscamos personas comprometidas que nos apoyen
CONTRIBUYE
Home