Cada levantamiento en un país árabe representa un nuevo y distinto desafío para Estados Unidos, incapaz de reaccionar al ritmo vertiginoso que los acontecimientos han alcanzado. En el caso de Libia, donde la influencia norteamericana es muy escasa, la prioridad para Washington es evitar un baño de sangre que podría crear la necesidad de una intervención internacional compleja y de imprevisibles consecuencias …
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