A los ilusionados padres que acudieron ayer al Registro Civil en Madrid a inscribir a un nuevo miembro familiar les resultaba absolutamente «inconcebible» que un funcionario judicial decidiera por ellos el orden de los apellidos de su hijo. Cuando fueron situados hipotéticamente en un caso de conflicto, algunos llegaron a entender la injusticia que supondría que el machismo entendido por algunos como «tradición» decidiera por ellos imponiendo por defecto el apellido paterno …
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