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El viaje de marras a Benasque le va a salir bien caro.
Al menos en lo que se refiere a seguir perdiendo a manos llenas el escaso prestigio que ya de por sí tiene el personaje.
Pedro Sánchez no hace más que seguir recibiendo críticas por irse a esquiar cuando, por ejemplo, alegó tener problemas de agenda para ir a los pueblos de Valencia que fueron afectados por la DANA.
Alfonso Ussía, en ‘El Debate‘, detalló como fue todo el operativo para conseguir que el presidente del Gobierno y su mujer no sufrieran las iras del pueblo:
Sánchez, que después de lo de Paiporta no ha vuelto a mirar ni visitar Valencia, ha descansado de su descanso durante unos días en la estación de esquí de Cerler, púlpito de Benasque, en la provincia de Huesca. Poca nieve y muchos aficionados al esquí, sin contar entre la multitud a sus cincuenta escoltas, todos ello notables esquiadores. Se ha alojado, junto a su esposa la tetraimputada, en el hotel Casa Cornel, propiedad de un concejal del PSOE. Un hotel exclusivamente dispuesto para ellos.
Toda la estación, tomada por la seguridad de Sánchez, el guepardo de Paiporta. El restaurante La Solana, propiedad del concejal socialista, abierto exclusivamente para Sánchez, y lo mismo el bar La Taberna, clausurado a cal y canto para que Sánchez y su enamorada tetraimputada pudieran cenar ahí sin malas miradas, gritos ni descalificaciones personales.
Pero, tal y como indicó el propio columnista, se le olvidó al mandatario socialista algo esencial, que tarde o temprano tocaba salir a esquiar:
Sucede que entre desayuno, comida y cena en los locales del emprendedor y poderoso concejal socialista, tenían que esquiar. Y en las pistas les esperaban las gentes, que les dijeron de todo. Sánchez vestía una elegante chupa acolchada azul celeste y la tetraimputada vestía de sol y bosque, amarillo brillante y verde de hayas en el renuevo. Bastante torpes en sus movimientos sobre la nieve, dicho sea de paso. No reproduzco le relación de adjetivos que tuvieron que oír porque nos hallamos en días de paz y esperanza.
Ussía recordó, una vez más, la alergia de Sánchez a la hora de acudir a Valencia y también el espíritu de gafe que acompaña a este allá donde va:
Sánchez ha viajado, desde los sucesos del estercolamiento en Paiporta, por todo el mundo y España, pero no ha querido volver a Valencia, por si las moscas. El Rey lo ha hecho, y con toda la Familia Real, pero son dos maneras opuestas de analizar las cosas. Lo cierto es que la parejita también adelantó su regreso, porque no es agradable hacer un «slalom» entre insultos y definiciones ajustadas. División de opiniones. Unos en su padre y otros en su madre. Ya, sin ellos, Cerler ha vuelto a su ser y como además de todo lo que son, también son gafes, se han quedado en Benasque sin nieve.
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