El municipio de Torre Pacheco, en pleno corazón de Murcia, ha pasado en cuestión de días de ser un enclave agrícola conocido por su convivencia multicultural a convertirse en un polvorín social y político. Todo comenzó tras la brutal agresión a un anciano de 68 años, Domingo Tomás, presuntamente a manos de un grupo de jóvenes magrebíes. El hecho no solo conmocionó a la localidad, sino que ha sido el detonante de una oleada de disturbios, enfrentamientos racistas y un clima de tensión que amenaza con desbordar los cauces institucionales.
Mientras el hombre se recupera de las heridas, las imágenes de la paliza –grabadas y difundidas en redes sociales– han inflamado los ánimos. Vecinos denuncian que no es un caso aislado y alertan del aumento de agresiones y robos en la zona, señalando especialmente a grupos de jóvenes, muchos de ellos menores, vinculados a la comunidad magrebí.
El relato político: del drama vecinal al esperpento institucional
Lo que podía haber quedado en el ámbito policial rápidamente fue capitalizado por distintos actores políticos. El Ayuntamiento, dirigido por Pedro Ángel Roca (PP), organizó una concentración bajo el lema «Torre Pacheco, libre de violencia, libre de delincuencia». Sin embargo, la cita degeneró: ultras aprovecharon para lanzar ataques racistas contra ciudadanos marroquíes –pilar esencial del sector agrícola local– y se vivieron carreras, cargas policiales y destrozos en varios puntos del municipio.
En este contexto, los partidos no han perdido oportunidad para convertir Torre Pacheco en escenario de sus batallas ideológicas. Vox y colectivos como Desokupa han avivado el conflicto con mensajes incendiarios y bulos sobre la autoría de la agresión. Por su parte, Podemos ha pedido la dimisión inmediata de la delegada del Gobierno en Murcia por no prever un dispositivo policial especial para contener los altercados.
Las redes sociales, convertidas en altavoz de discursos extremos, han alimentado teorías conspirativas y convocatorias para “cacerías” contra migrantes. Por si faltaba pólvora al fuego, canales ultras han difundido vídeos manipulados y fichas policiales falsas para criminalizar a toda la comunidad magrebí.
La respuesta institucional: entre el desbordamiento y el desconcierto
La Delegación del Gobierno ha reforzado con 75 agentes adicionales el dispositivo policial hasta superar el centenar, pero la sensación generalizada es que las instituciones han llegado tarde. Mientras tanto, la Guardia Civil y la Policía Nacional hacen equilibrios entre evitar enfrentamientos directos y contener los ánimos caldeados tanto entre vecinos autóctonos como entre los forasteros llegados a “calentar” el ambiente.
El presidente regional Fernando López Miras (PP) ha lanzado mensajes apelando a la concordia: “Torre Pacheco debe recuperar la normalidad… Nada justifica la violencia. Orden y ley para todos”. Sin embargo, los sindicatos policiales denuncian falta de medios adecuados y respaldo institucional claro para garantizar seguridad efectiva. La crispación política se traduce en una desconfianza creciente hacia las autoridades centrales; JUPOL acusa al Gobierno central de mirar hacia otro lado ante una situación perfectamente previsible.
Magrebíes: entre el miedo al linchamiento y el hartazgo por la criminalización
En mitad del caos mediático y político, la comunidad magrebí –que representa más del 30% de los habitantes del municipio– vive con miedo a represalias injustificadas. Testimonios como el de Yassin, joven musulmán nacido en Torre Pacheco, insisten: “Aquí el 99% de extranjeros solo quiere ganarse la vida dignamente… La violencia viene de fuera”. Los vecinos magrebíes reclaman justicia para el anciano agredido pero también protección frente al hostigamiento colectivo.
La recomendación más surrealista –y sintomática– ha sido pedir a los extranjeros “no salir a la calle” hasta que pase la tormenta. Una decisión que recuerda más a un toque de queda improvisado que a una política pública racional.
El sainete político: ‘puticlub’, proxenetas y otros excesos retóricos
En este ambiente inflamado no han faltado comparaciones grotescas ni ataques personales al gobierno regional y nacional. Desde medios afines a posiciones conservadoras se ha ironizado con expresiones como “el gobierno puticlub” o referencias al “yerno del proxeneta”, metáforas cargadas de sarcasmo para denunciar lo que consideran connivencia o incapacidad institucional ante la inseguridad ciudadana.
Algunas voces han llegado incluso a comparar las disputas políticas locales con una tragicomedia berlanguiana donde nadie asume responsabilidades pero todos buscan titulares jugosos.
“La cordura fue dilapidada por los bulos de ultraderecha y colectivos neonazis… circulaban vídeos falsos sobre la paliza o fichas policiales que nada tenían que ver con los autores reales”.
Para hablar sobre este y otros asuntos, debatirán con Eurico Campano, director y presentador de ‘La Retaguardia‘ (Periodista Digital), Alfredo Perdiguero y Sergio Fidalgo.
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