José Barrionuevo, ex ministro de Felipe, le da duro al ‘juez estrella’ desde ‘Vanity Fair

En El País entrevista a toda mecha a Baltasar Garzón. El expulsado de la Audiencia Nacional por mala praxis, ¿se acuerdan? A lo que se ve, la estancia por otras tierras no le ha sentado mal: se le ve bien, con buen lustre, glorioso y con cierta papadilla. «Mi intención es recuperar el puesto en la Audiencia», titulaba en primera plana el periódico de Prisa, que explicaba en páginas interiores de qué manera Garzón había acudido a «los cursos de verano que la Universidad de Jaén organiza en su pueblo natal, Torres, un municipio de 1.700 habitantes de la comarca de Sierra Mágina». Ejem… Por victimismos, que no quedase, por supuesto: «Que ha habido una campaña de determinados medios dirigida contra mí es evidente. Incluso en mi pueblo, que sí estuvo a la altura de la ética colectiva al margen de ideologías, se ha acosado a gentes tratando de sacar donde no había e inventar historias». De acosos, hermoso, es mejor que no hable.

PUESTA DE PILAS
Al hilo de esta reaparición a bombo y platillo, días atrás hacía lo propio, aunque con mayor discreción, el ex ministro de Interior de Felipe González José Barrionuevo en Vanity Fair. El nombre les retrotraerá, a los que ya tengan cierta edad, a los años del GAL y toda esa basura que algunos, bien parapetados en el No-Do felipista, procuraban esquivar o meter debajo de la alfombra. El caso es que Barrionuevo consideraba que «hay jueces que tienen un interés extrajurídico, político o publicitario, o de su vanidad». ¿Les suena la música? Pues al ex ministro, que acabó en el trullo, le causaba sorpresa que «desde el PSOE se proteja y se jalee a Garzón, que hizo todo lo posible para meter a Felipe en la cárcel y que viniera Aznar».

ESQUIROLES A BABOR
Comentábamos ayer la actitud adoptada por algunos de los conspicuos representantes de la ‘zurda’ mediática impresa, como los diarios Público y El País respecto a los controladores. En el de Jaume Roures, ayer, guardaban un poco las formas sobre el anuncio de una posible militarización con una de cal y otra de arena. La cal venía en forma de reportaje, convenientemente orientado de principio a final. Y es que el titular era: «Técnicos con galones y siete veces más baratos» y en el último párrafo podía leerse que «los controladores aéreos militares no sólo realizan el mismo trabajo que los civiles; además lo hacen cobrando menos». La arena la ponía Ignacio Escolar, que se choteaba del cambio incluyendo la posibilidad de que relevasen al ministro de Fomento por un general. «Puede que los controladores sean más malos que el cáncer, pero más miedo me dan algunas quimioterapias», concluía. Eso sí, ni una vez afloraba el nombre de José Blanco, autor de la propuesta, como bien señalada Pilar Díez en Libertad Digital.

Los muchachos de Roures, al menos, repito, guardaban ciertas formas. En El País, ni eso. Desmelene absoluto en forma de editorial. Miren que perla: «Hay que aplaudir la decisión del Ministerio de Fomento de preparar el desembarco de controladores militares para casos excepcionales». Éstos ya están en primer tiempo de saludo. Y luego nos dice a nosotros el chusquero José María Izquierdo. Mientras tanto, Juan Luis Cebrián fue condecorado por la República Dominicana con la Orden del Mérito Duarte, Sánchez y Mella en grado de Comendador, que buena cuenta daba de ello el periódico del difunto camarada Polanco (¡Presente!). Que sea enhorabuena por la chapa.

REAGAN EN ONDA CERO
Mientras tanto, José Blanco, ese nuevo Reagan en rústica del PSOE, se volcaba en Onda Cero para justificar la militarización de los controladores aéreos. Aunque casi daban más ganas de transcribir sus opiniones sobre la salida por patas de José Luis Rodríguez Zapatero -y no se sabe, todavía, si también de Leire Pajín- del acto de Rodiezmo. El ministro de Fomento lo justificaba por la actual coyuntura: «En este momento es incompatible con la presencia en Rodiezmo».

DESCUBRIENDO LA PÓLVORA
Echaba este Trasgo un vistazo a La Vanguardia y se quedaba de una pieza. Porque el diario de los Godó descubría que «el aparato político de ERC urdió una trama de órdenes internas para evitar que miles de niños inscritos en las actividades de la Agència Catalana de Joventut de la Generalitat pudieran gozar del momento histórico de la victoria de la ‘Roja’ que se proclamó campeona del Mundo». Una gran ‘scoop’, sin ninguna duda… de no haber mediado más de una semana después de haber sido publicada por LA GACETA y, a continuación, por El Mundo. Pero está claro que por algo se empieza. Ánimo.

Originalmente publicado en La Gaceta