Raúl del Pozo le sacude la tontería al PSOE: «¿Golpe? El que quería dar Sánchez con los corruptos que planean referéndums»

Cuidado lector si se acerca este 11 de octubre de 2016 al kiosko de prensa porque los periódicos de papel intercambian sus papeles. El Mundo se ha podemizado con el regreso de Esteban Urreztieta, reportero estrella que solo denuncia la corrupción del PP con su esperpéntico powerpoint con el que instruía a alcaldes y a barones a llevárselo crudo sin que se note.

Y El País –cada vez más irreconocible– saca las uñas ante el independentismo con un interesante artículo de Joaquim Coll en el que sostiene que esta vez, el desafío independentista se plantea sin ningún tipo de subterfugio; «ya no se busca «engañar al Estado», como confesó Artur Mas, sino desafiarlo abiertamente, lo que hace mucho más difícil a los poderes públicos la opción de dejarlo pasar como se hizo en 2014″.

Raúl del Pozo es el único que se atreve a decir que golpe, lo que se dice golpe, era el quería dar Pedro Sánchez «con los partidos corruptos que planean referéndums de autodeterminación. ¿Es de izquierdas obstruir la formación de un Gobierno con las mayorías que han votado los ciudadanos en unas elecciones libres?», se pregunta. Y arroja algunas hipótesis:

En Asturias los de la izquierda dinamitera me dicen que Javier Fernández es demasiado moderado y que tiene razón Borrell: el golpe contra Pedro fue el de sargentos chusqueros. «Pedro o no tuvo huevos o no le dejaron hacer un Gobierno para tender puentes con los separatistas. No tenían miedo a los independentistas sino a Podemos». Otros piensan que a Pedro le defenestraron -es decir, lo echaron por la ventana- no porque fuera de izquierdas sino porque quería conquistar el Estado con los que lo quieren despedazar, a base de plebiscitos de infausta memoria.

Ignacio Camacho se adelanta al día de la Hispanidad con un artículo soberbio en ABC el que sostiene que el gran fallo del régimen constitucional ha sido el abandono de una pedagogía de la españolidad. «No se puede construir una nación si una parte significativa de sus ciudadanos no cree en ella».

«El sedicente progresismo ha rechazado la idea de lo español como un concepto casposo, rancio, heredado de la patraña imperial de la dictadura, que ha hecho recaer el anatema de facha sobre cualquier reivindicación de la ciudadanía común. Al exaltar o comprender el divisionismo y ridiculizar como retrógrados los símbolos del Estado, la banal propaganda izquierdista ha desterrado cualquier posibilidad de arraigo entre las nuevas generaciones de una cierta satisfacción de pertenencia».

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«España es un saco de golpes, un cuenco de ventajistas reivindicaciones fragmentarias que cuestionan el proyecto nacional en uno de sus momentos de mayor fragilidad»

Alfonso Rojo en La Razón persigue la misma estela: «Los griegos tienen las Termópilas; los ingleses, Waterloo; los franceses, Austerlitz; los norteamericanos, Midway; los rusos, Stalingrado, y los judíos, Masada. Hasta los zulúes rememoran Insaldwana, pero aquí nada de nada. En este desventurado país se confunde Historia con Franco».

ABC editorializa contra los animalistas por el enésimo ataque en las redes que hizo diana este vez en un niño enfermo de cáncer que soñaba con ser torero: «Es una conducta cobarde, indecente, irracional e impropia de seres humanos. Es la falta de humanidad elevada a la máxima expresión y la demostración de un odio infinito que supera con creces el fanatismo animalista».

La unión de Podemos con el golpismo catalán tiene poca repercusión en la prensa de papel, debe ser que les llegó tarde la foto de Puigdemont con Pablo Iglesias.

Pablo Iglesias transmitió al Gobierno catalán su apoyo a Francesc Homs, exconsejero de Presidencia de la Generalitat y hoy portavoz de Convergència en el Congreso, y reiteró su apuesta por celebrar un referéndum de independencia en Cataluña. ¿No era que estos estaban contra la casta? No,  porque si la casta es la banda de Pujol desafiando a España entonces a Podemos le interesa apoyarla.

David Gistau llama la atención sobre la jugada estratégica de Podemos tras la crisis en Ferraz. «Con motivo del 12-O y su rechazo a acudir a Palacio con un pretexto demagógico hasta la indigencia intelectual, lo que ha hecho Iglesias es establecer para esta semana una división de españoles: los malos acuden al besamanos, los buenos no pisan Palacio».

Aunque parezca extraño, hemos encontrado alguien que defienda a Trump. No es que Hermann Tertsch sea su mayor fan, le pasa como a mí, que le detesto, como él detesta su chulería y matonismo. Tertsch no querría un Trump presidente. «Pero es un ser humano más auténtico la bestia que la bella. Donald tiene una honradez básica de la que Hillary carece. Clinton es gélida mentira toda ella».