Controvertida columna de Almudena Grandes. La escritora, en un texto titulado ‘Verdades alternativas‘, publicado en el suplemento dominical ‘El País Semanal’, afirmaba entre otras cosas, que no recordaba haber leído «en ninguna parte un relato fiable sobre lo que ocurre en Venezuela«.–España está mucho mejor de que lo que dice este Papa, que no condena la tortura en la Venezuela chavista—
Los tuiteros, muchos de ellos venezolanos y por tanto, sufridores directa o indirectamente del caos provocado por el régimen chavista, se han indignado. «No lea y no espere a que le llegue la información, mejor venga a Venezuela».–Rechazo internacional ante inhabilitación de Juan Guaidó por 15 años en Venezuela—
«Entonces lea más antes de hablar sandeces, sobretodo cuando hay cientos de presos políticos de por medio, enfermos crónicos que en otro país no estarían muriendo y paramilitares en las calles.», eran los primeros mensajes que le llegaban a Grandes, cuya columna levantó un gran revuelo durante todo el domingo 31 de marzo de 2019.–Venezuela a oscuras con un nuevo apagón: Caracas la principal afectada por la ineptitud chavista—
Juan Guaidó y la cantante española Rosana cantando en un barrio de Venezuela
Y eso que Grandes comenzaba su escrito informando que no lo escribía «con intenciones ocultas» ni pretendiendo «aumentar la confusión». Pero en cambio:
Todos los días leo, veo, escucho alguna. Supermercados saqueados, farmacias desoladas, enfermos que se sienten abandonados a su suerte, parturientas que cruzan la frontera para parir en Cúcuta, niños pequeños que cruzan un río a diario para estudiar en colegios colombianos, venezolanos sumidos en la desesperación, columnas de emigrantes con las maletas a cuestas, manifestaciones de un signo, manifestaciones de otro, acusaciones cruzadas, que culpan al Gobierno, que culpan a Donald Trump, que culpan a Nicolás Maduro, que culpan a las multinacionales. Pero, e insisto en que a lo peor es culpa mía, todos los días veo a muchos reporteros entrevistando a toda clase de gente en las calles y no recuerdo a un solo analista que se haya propuesto desentrañar los verdaderos motivos de lo que ocurre.
En este párrafo se mete en un terreno farragoso ya que ataca a la profesión periodística:
No quiero ser injusta ni parecer radical, pero tengo la impresión de que, en el siglo XX, edad de oro del periodismo de investigación, sabríamos quién, o quiénes, son los culpables de los apagones, de los saqueos, de las privaciones que han provocado una desesperación que ha terminado sembrando las calles de cadáveres.
R.Marbán es redactor especializado en medios de PERIODISTA DIGITAL
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