Periodistadigital América Home
3 segundos 3 segundos
Coronavirus Coronavirus La segunda dosis La segunda dosis Noticias Blogs Videos Temas Personajes Organismos Lugares Autores hemeroteca Enlaces Medios Más servicios Aviso legal Política de Privacidad Política de cookies
-

EDITORIAL EN 'MÁS DE UNO' (ONDA CERO)

Carlos Alsina pincha la euforia del PSOE con el ‘caso Montoro’: «Solo será un consuelo pasajero»

Juan Velarde 18 Jul 2025 - 14:00 CET
Archivado en:

Más información

Montoro asegura que no hay pruebas en su contra y dice que todo es un montaje de Sánchez para tapar su corrupción y la del PSOE

Cuando parecía que el PSOE no levantaba cabeza por los escándalos de Ábalos, Cerdán y la célebre “trama Koldo”, la noticia de la imputación de Cristóbal Montoro ha caído como una lluvia fresca en pleno julio político.

Los socialistas han aprovechado la ocasión para soltar lastre y devolver parte de la presión mediática al PP, señalando con dedo acusador al exministro popular y a su entorno. Sin embargo, como ha analizado con mordacidad Carlos Alsina en su monólogo matinal, este alivio tiene fecha de caducidad: “Solo será un consuelo pasajero”.

El caso Montoro, que investiga supuestos tratos de favor a empresas gasistas durante su etapa al frente del Ministerio de Hacienda, ha servido de flotador argumental para un Pedro Sánchez acorralado por meses de desgaste. La portavoz socialista Montse Mínguez no dudó en devolver al PP el calificativo de “mafia”, que los populares habían esgrimido en manifestaciones contra el Gobierno por los escándalos que salpican a Ferraz. Pero Alsina, con su habitual bisturí dialéctico, recuerda que este tipo de consuelos son “flotadores” temporales en la tempestad política española.

Montoro, del poder absoluto al banquillo

La figura de Cristóbal Montoro es analizada por Alsina no solo como político caído en desgracia, sino también como símbolo de una forma de ejercer el poder. El periodista desvela episodios poco edificantes: reuniones secretas donde Montoro presionaba a medios críticos, llegando a recordar amenazante: “Soy el ministro de Hacienda, yo decido el IVA del libro digital. Tenlo presente”. Según Alsina, este modus operandi deja claro que el poder era para Montoro tanto un instrumento para premiar a afines como para castigar a los díscolos.

Ahora, ironiza el locutor, el exministro se convierte en una boya salvavidas que emerge justo cuando más lo necesita el PSOE. Sin embargo, advierte que este uso oportunista del escándalo ajeno solo proporciona una tregua efímera en la guerra mediática y parlamentaria:

Es natural que el PSOE se abrace al cuerpo de Montoro como última esperanza para que los koldos no lo hundan del todo, pero no parece que, por grave que llegue a ser -veremos-lo de Montoro y por sobradamente probados que estén los abusos de poder en tiempos de Rajoy, vaya a servirle al PSOE este caso para neutralizar los efectos del suyo. Básicamente porque el gobierno de Rajoy es pasado y el gobierno Sánchez (con sus ministros en estado de vigilia por si se les apareciera la UCO) es rabioso y debilitado presente.

Quien hoy gobierna es Sánchez y el caso de corrupción más reciente (presunta) es el de sus dos hombres de confianza. Montoro sirve de consuelo pasajero. Pero a la vuelta de agosto, si no antes, serán Cerdán y compañía los que vuelvan a sacudir el tablero.

La reacción del PP: minimización y contraataque

El Partido Popular, lejos de dejarse arrastrar por la corriente mediática, responde restando gravedad al caso Montoro y marcando distancias con los escándalos socialistas. Juan Bravo, vicesecretario nacional de Hacienda del PP, ha subrayado que las investigaciones sobre Montoro versan sobre decisiones legislativas supervisadas y aprobadas por el Congreso y que no hay comparación posible con las mordidas o colocaciones de amigos que investiga la justicia en torno a Ábalos y Cerdán.

De hecho, Bravo se pregunta por qué si las leyes impulsadas por Montoro eran tan nocivas, el PSOE no las ha derogado en sus siete años de gobierno. Así, los populares intentan evitar que la mancha alcance a su actual dirección —en especial tras saberse que parte del equipo económico actual proviene del círculo montoriano— y redirigen el debate hacia la supuesta falta de control legal en las recientes decisiones socialistas.

Cerdán y Ábalos: la sombra interminable

Mientras tanto, los procedimientos judiciales siguen acechando a los socialistas. El magistrado Leopoldo Puente advertía recientemente sobre la magnitud del sumario contra Santos Cerdán —con 65 millones de folios incautados en casa del asesor Koldo García— y descartaba cualquier desenlace rápido para una causa judicial que amenaza con prolongarse durante años. El propio Cerdán intenta sin éxito desacreditar pruebas clave recurriendo a estrategias rocambolescas ante el Tribunal Supremo.

Por si fuera poco, José Luis Ábalos sigue siendo una figura incómoda para Sánchez: ni dentro ni fuera del PSOE, pendiente siempre de nuevas revelaciones. Y aunque ahora los focos apunten a Génova gracias al ‘caso Montoro’, Ferraz sabe que este cambio es tan volátil como las encuestas preelectorales.

Un verano caliente entre flotadores políticos y teatro parlamentario

En este contexto, Alsina se permite ironizar sobre ese “teatro de verano” entre PSOE y Junts —negociaciones discretas incluidas— mientras se intercambian golpes bajos mediáticos utilizando cada escándalo como arma arrojadiza. El periodista subraya cómo ambos partidos coinciden más de lo que aparentan en temas como inmigración o política fiscal; pero nunca pierden ocasión para dramatizar sus diferencias ante la opinión pública.

Curiosidades y datos llamativos

El escenario queda servido: ni flotadores ni boyas salvan por mucho tiempo en esta piscina política donde todos acaban salpicados antes o después.

Más en Periodismo

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

CONTRIBUYE

Mobile Version Powered by