MADRID, 29 (OTR/PRESS)
Los peores instintos y las más bajas pasiones se desatan pensando en lo que podría haber ocurrido en el atentado de ETA contra la casa cuartel de Burgos. ¡Que gentuza! Cada vez cuesta más asumir hasta los simples daños materiales de esta farsa sangrienta, aunque la muerte sea lo único irreparable: lo que no tiene precio. La vida no se puede ni pagar ni comprar con dinero. Respiramos, es verdad, aliviados al saber que de milagro solo hay que lamentar heridos leves que ni siquiera han precisado hospitalización, aunque en un número altísimo y de toda edad y condición, padres, madres, hijos, bebés Pero, ¿que gentuza puede poner una bomba a la puerta de una casa en mitad de la noche y no avisar? Los «heroicos gudaris» (¡ja!) de ETA
Ahora que, al parecer, están de celebración de su 50 aniversario hay que decir que el principal rasgo diferencial de las actuales camadas negras de la vieja ETA es, no cabe duda, su sonrojante cobardía. No avisaron, cuenta la policía, para poder huir, escapar, esconderse, que es (vivir para ver) su máxima prioridad «ideológica» del momento (ni independencia ni gaitas, correr como conejos), el programa de máximos de la banda de descerebrados en que han degenerado los terroristas de ETA. Se arriesgaron a producir una matanza como las de Hipercor, Vic o Zaragoza, sin importarles que allí dormían chiquillos, abuelos y embarazadas junto a otra gente de bien solo y simplemente porque tienen miedo a ser localizados a partir de la más pequeña pista que puedan dejar en el contestador, y luego, detenidos, juzgados y encarcelados
Lo serán: localizados, detenidos, juzgados, encarcelados. Tiene razón el ministro Rubalcaba cuando afirma que la cuenta atrás ya ha empezado. La bendición de la colaboración francesa hará que la historia de cárcel de la banda también se repita con estos. Saldrán viejos, porque ahora las penas se cumplen enteritas, y tal vez conscientes de que lo único que han «ganado» es malbaratar su propia vida como salen hoy tantos viejos etarras. Pero, tiene razón Jaime Mayor Oreja: la principal arma de los demócratas contra ETA, lo que la derrotará, es que pierdan la esperanza de ganar, y «solemnizar que no se va a volver a negociar con ellos», como apunto, ayer, ayudará a acortar ese tiempo, duro pero «de descuento», que aún nos separa a los demócratas españoles del día en que alguna generación no muy lejana (tal vez la nuestra: ¡ojalá la nuestra!) despierte y ni siquiera recuerde que una vez existió en este país una gentuza cobarde que segaba vidas y se llama ETA.
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