En la eurovisión que importa está ganando Ucrania y segunda va Polonia. Y no con esas mamarrachadas que construyen ahora para un festival, sino con «la Polonesa heroica de Chopin», polaco, una de las piezas de piano más bellas que se hayan escrito jamás, un himno con el que defender esta invasión.
La nación que probablemente haya sufrido más a lo largo de su historia, aparte de sus orígenes judíos, es la que, al otro lado de la frontera con Rusia está ayudando más a Ucrania.
Aplastada a lo largo de su historia por alemanes, rusos, prusianos y austriacos, Polonia se ha convertido en ésta, si no sorprendente, al menos repentina invasión, en el adalid de la solidaridad.
La historia y la humanidad suelen ir de la mano con el poso del sufrimiento. Por eso cuando todo acabe, probablemente será la valiente Ucrania, cuyos sus ciudadanos están dispuestos a morir por su nación, la que mejor reconozca los valores que importan. Echando en falta la ayuda en la defensa, quizás haya visto crecer la solidaridad en medio mundo y el reguero de solidaridad de Polonia.
Dos millones de refugiados cuyo número seguirá aumentando, están siendo acogidos en medio mundo pero la mayor parte en Polonia, y, que yo sepa, Europa no ha intervenido aún para organizar y fijar «cuotas nacionales de solidaridad» que con independecia de la ayuda de las furgonetas y los autobuses fletados por los ciudadanos europeos más generosos, «corresponde a los propios Estados de la Unión europea», lo que están reclamando los polacos.
Parece evidente que Ucrania deberá quedar dentro de la Unión europea y fuera de la Otan, entre otros acuerdos económicos, para garantizar seguramente un espacio de seguridad para el miedo de Putin, que no de los rusos, tras el desmbramiento de la Unión Soviética.
Entre tanto, los jefes de Gobierno de Polonia, Eslovenia y la República Checa han hecho ese valiente viaje de siete horas en tren que recuerdan todas las guerras, al final más seguro que por carretera, para reunirse con el presidente ucraniano.
Y el presidente polaco ha expuesto nuevas propuestas militares sin necesidad de la Otan para ayudar a Ucrania además de la necesidad de solidaridad por parte de todos. Europa sigue sin trasladar a los ciudadanos de cada uno de sus estados, la «corresponsabilidad» de todos en la defensa de Ucrania y de Europa y en el acogimiento de los refugiados.
La eurovisión ejemplar que va ganando «la Polonesa heroica» de Chopin con los refugiados va camino del límite, otra vez por culpa de una Unión Europea que, no entrando en combate, parece incapaz de organizar siquiera la cuestión urgente y prioritaria de acoger a los refugiados, tarea que corresponde organizar a la Otan, Europa y a los Estados. Y que, no siendo fácil, es la más elemental.
La cuestión polaca, como la ucraniana, por ser cuestiones europeas, son cuestiones de todos. De los que, delante de los medios, nos preguntamos todos los dias por Europa. Y de los que están haciendo Europa.
Víctor Entrialgo
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