Manuel del Rosal: «Agenda de Pedro Sánchez en España de aquí al 28 de mayo»

“Vivimos unos tiempos en los que a uno le gustaría ahorcar a toda la raza humana y poner término a la farsa” Mark Twain, escritor y humorista estadounidense

La farsa y el farsante van de la mano. La farsa es lo que el farsante hace en España, a lo que él llama “política de progreso”, el farsante es Pedro Sánchez. La última farsa que ha protagonizado es una partida de petanca con jubilados en Coslada. Poca gente sabe que es el primer acto de la agenda diseñada por sus consejeros para, desde hoy hasta mayo, ganarse la voluntad de los ciudadanos. La farsa de Coslada es tan burda que solo se la tragan o bien los que reciben algo de Sánchez o bien porque son unos estúpidos de manual, pero no despreciemos el número de ciudadanos que entran en estas dos categorías.

Muy poca gente conoce la agenda de actos que el farsante va a realizar en España para hacerse con la voluntad de los ciudadanos, para hablar de democracia y gestos sociales mientras acalla al pueblo y que serán televisadas en directo. Los consejeros de Sánchez y él mismo saben que mientras la mentira está dando la vuelta al globo, la verdad se está poniendo las zapatillas, y esto es así porque al hombre la verdad le molesta. La agenda es la siguiente: Enero ya ha visto lo de Coslada y para la última semana está la representación de la farsa de las Kellys. Sánchez aparecerá como por ensalmo en un hotel de Zaragoza y protagonizará una escena con las camareras de piso para demostrar que él se preocupa por ellas y entendiendo y comprendiendo su situación laboral, al tiempo que les ayuda a remeter las sábanas y poner los cojines, y les promete mejorar su situación laboral. Febrero va a ser testigo por la mañana de su aparición en un supermercado de Mercadona para, al tiempo que repone unos botes de Cola Cao, demostrar que él se pone en la piel de los reponedores, entiende sus preocupaciones y tienen toda su simpatía. Por la tarde, en un ejercicio de ubicuidad del que pocos pueden alardear, se le verá pedalear una bicicleta de GLovo llevando a sus espaldas la mochila con dos pizzas margarita para hacer ver a los viandantes que él se sabe poner en la piel de estos “glovers” de la comida. En marzo, ya cercana la primavera, Sánchez se va a atrever con los camioneros y con los empleados de un gran almacén. En la mañana, en horas en las que el alba hace su aparición, subirá a un camión de 4 ejes acompañando al conductor al que durante el trayecto le hará el relato de las bondades de su gobierno; todo será recogido por las cámaras para luego emitirlo en las cadenas televisivas como algo que sucedía espontáneamente y tras haber llegado de un evento importante en Bruselas. Por la tarde aparecerá en el almacén central de distribución de Amazon en el que recorrerá los pasillos para dar con los artículos que deben ser enviados a toda España, al tiempo que intentará convencer a los trabajadores de como él y su gobierno están con ellos. Abril acogerá dos apariciones casuales de Sánchez, de camarero por la mañana en un bar restaurante muy reconocido en el que al llegar pedirá disculpas por llegar tarde, pero es que acaba de terminar una importante reunión con la CEOE para convencerles de subir los sueldos de la hostelería un 20% y otra por la tarde en un taller de confección para hacer ver a las mujeres empleadas que él es el más feminista de los feministas y para adelantarles que estudiará una reforma en los talleres de costura para proporcionarles mayores comodidades en su trabajo. ¿Y mayo? En mayo será la traca final unos días antes del día de las elecciones. En mayo, Pedro Sánchez, tras volver de una de sus estériles reuniones con Macron, aterrizará en Murcia y, habiendo cambiado su indumentaria de presidente por la de jornalero, aparecerá de repente en una explotación frutera y, saludando efusivamente a los temporeros, les prometerá como va a mejorar su duro trabajo obligando por decreto ley que los latifundistas, además de subirles el sueldo, les proporcione ropa adecuada para su trabajo y alojamientos con todas las comodidades incluido el aire acondicionado. Eso sí, sus asesores han previsto que el tiempo que esté Sánchez interpretando la farsa de jornalero sea poco debido al calor, ya que Sánchez no está acostumbrado a sudar y la única vez que sudó fue jugando al baloncesto en el Ramiro de Maeztu.

Tras este rally de representaciones farsantes del farsante Sánchez, a este solo le quedará esperar que los ciudadanos no hayan visto que todo ha sido una farsa más de las muchas que lleva, representada ante las cámaras y los medios afines para que estos la difundan por todo el país, y el 28 de mayo le lluevan los votos.

MAROGA