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OPINIÓN

Victor Entrialgo de Castro: » La verdad irrefutable»

12 Jun 2023 - 12:55 CET
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Hay algo que nadie, ni la izquierda ni la derecha ni los separatistas, ni los ex terroristas, ni siquiera el Papa puede cuestionar. Y es que Pedro Sanchez ha actuado desde el inicio hasta el final por exclusivo interés personal, y que la Nación y los intereses generales le traen al pairo.

Cómo ansiará el pueblo perderle de vista que, adaptando sus intereses vacacionales se sorprende deseando que pasen los días para comprobar si, con los socios que ha elegido, los presos que ha soltado y las presas que ha volado, incluida la Soberanía, la Nación va tan a lo suyo como para permitir que el hombre que ha gobernado en exclusivo interés personal, continúe descosiendo lo que tanto costó remendar.

Mientras llega el día los gallináceos revolotean desplumándose por la bicoca de un puesto en el Parlamento para no volver al super. Y mientras espera la suya en el culo, el tirano da patadas hacia arriba para mantener el control del partido metiendo en el Congreso a los más dolidos, como Carmen Calvo o Ávalos, que junto a los barones podrían encabezar el motín a bordo, además de colocar a los que saben demasiado, como Bolaños o Dolores Delgado, una de las mayores vergüenzas fiscales, judiciales y nacionales.

«Los malos ministros, dice Quevedo, son caminos sin verdad, despeñaderos de sendas de laberinto que continúan sin diferencia en ceguedad y confusión. En ellos ve Dios labrada la pérdida de las monarquías, ruina del rey y del reino».

Mientras llega el día, el pueblo soberano trata de vadear el fango que va esparciendo el tirano despues de dinamitar la presa del veraneo con su convocatoria canicular, en su estrategia de contener la sublevación popular y el amotinamiento de su partido.

Pero acreditada la verdad irrefutable, que Pedro Sanchez es mero y vacío interés personal, no es ya una sensación ni un deseo, sino razón y voluntad que los españoles, tras cinco años de oprobio y deshonor, por fin, todos a una, como en Fuenteovejuna, van a desterrar al Comendador.

Victor Entrialgo de Castro

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