Manuel del Rosal: «¡¡Guerra!! La máxima expresión de la estupidez humana»

“No sé con que armas se luchará en la Tercera Guerra Mundial, pero si sé con cuales lo harán en la Cuarta Guerra Mundial: piedras y palos” Albert Einstein

“La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que, si se conocen pero que no se masacran” Paul Valéry, escritor francés

Todo empezó cuando Adán, en un ejercicio de estupidez supina, se dejó llevar por Eva y mordió la manzana. Fue el primer acto de estupidez, una estupidez que no ha parado de crecer entre los hombres desde la creación hasta hoy mismo. De esa creación el hombre vino a este mundo con muchas taras: soberbia, codicia, lujuria etc. Pero ninguna tan dañina como la estupidez, que ha causado más daño a lo largo de la historia de la humanidad que cualquier otra tara.

Todos somos estúpidos en algún momento de nuestras vidas, pero en las guerras lo somos en todos los momentos. Y es por eso por lo que, desde que tuve uso de razón, hasta hoy en mis 80 años no ha habido ni un solo día en el que no haya habido alguna guerra de algún tipo.

Las guerras son todas estúpidas, pero hay una que se lleva el galardón de la estupidez; duró diez años y se generó estúpidamente entre griegos y troyanos por el rapto de una esposa descarriada y errática. En cuento a la de mayor duración con escasos periodos de paz inestable, el récord lo tiene el enfrenamiento perenne desde 1948 entre árabes y judíos. Debemos decir que esa duración le viene por la tremenda estupidez que en 1947 demostró la ONU al dividir palestina en dos partes formando con una de ellas el Estado Judío Independiente (noviembre de 1947) El 14 de mayo de 1948 Israel proclamó su independencia. Menos de 24 horas más tarde los ejércitos regulares de Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak la invadieron forzando a Israel a defender su soberanía…Y así hasta hoy y lo que te rondaré.

No hay nada, absolutamente nada, que pueda justificar las muertes, violaciones, torturas, deportaciones y todas las barbaridades que acarrea una guerra. Ningún fin puede justificar una guerra en la que los hombres pierden su condición de hombres pasando a ser alimañas. Hoy, independientemente de las pequeñas guerras tribales e intestinas que asolan parte del mundo, hay dos guerras, la de Ucrania y la de Israel que están demostrando por enésima vez que la estupidez humana puede llevarnos a situaciones difíciles de solucionar y fáciles de enquistarse, haciéndonos correr un riesgo de conflicto mundial. Esto debería hacer despertar del letargo que la estupidez humana causa a las mentes de quienes, creyéndose inteligentes no son más que unos mentecatos y que reciben el nombre de políticos y hombres de Estado y que jamás han oído silbar una bala al pasar cerca de sus cabezas, pues están acomodados en los mullidos sillones de sus despachos rumiando estúpidamente el nuevo paso a dar para hacer más daño a los inocentes, víctimas de su estupidez que les hace soñar con ganar una franja diminuta en el total del territorio enemigo para pasar a la historia como aquel que mató, violó, torturó y deportó dejando la ridícula franja conquistada en un secarral de mierda en el que ya nada bueno podrá crecer, salvo el recuerdo de la estupidez que llevó a unos hombres a la destrucción por la destrucción en sí misma.

El día en el que el ser humano se dé cuenta que la auténtica guerra, la más importante de todas es la guerra contra la peor tara que los hombres llevan impresa en sus genes desde la creación, la estupidez humana; en ese momento se terminarán todas las guerras.

MAROGA