Caminando con un pie primero y el otro detrás, deambulando amanerada, afectada y cuidadosamente, como sobre un alambre, el funambulista va tirando desde arriba con un cubo lleno de peces y vísceras ajenas a las fieras y focas de sumar, esquerra, bildu, podemos y todos los que con cables metálicos y postes sujetan de este circo de los horrores que fusiona el teatro, el asesinato terrorista y el circo contemporáneo que incluye suricatos que aplauden, majorettes incluso de alterne y vestuarios de cocktail o cabaret más que de Ministerio en shows cargados a partes iguales de terror, humor y payasas/os/es.
El mundo es muy grande, le dicen al funambulista que pretende sostenerse en el alambre con sus contrapesos. Que las reglas están cambiando y hay que hacer alianzas para sostenerse porque el mundo, le ha soplado un enterao al que todo se la sopla, tiene ahora una componente «securitaria». No se puede ser más cursi. Una cursilada chatgpt tan grande sólo puede provenir de alguien que no tiene ni canuta idea de nada.
Pero no nos distraigamos mirando a las televisiones que señalan diariamente con el dedo al funambulista caminando sobre la cuerda floja. A nosotros sólo nos importa su mujer y su hermano que querían salir a la pista y ahora están escondidos entre bambalinas. Sanchez se hizo un selfi continuado con su mujer y salió perfectamente retratado. En un país no atrasado debería ser suficiente para suspender este circo telediario. Bajo la carpa roja y blanca, el pueblo que no lleva una venda en los ojos ha visto ya a un par de trepas ignorantes con ánimo de lucrarse que se avergüenzan de su pasado obsesionados por darse una pátina académica que junto al llamado mal de altura les ha conducido hasta el delito. No hay más preguntas señoría.
Sobre la cuerda floja de una mayoría raquítica y siniestra sin presupuesto, el funambulista, ayudado de una larga pértiga de incoherencias que hace de contrapeso para buscar el centro de su mucha gravedad, hace equilibrios y alardes de habilidad para desenvolverse inmoral y ventajosamentre en un permanente fraude de ley entre fuerzas políticas contradictorias.
Pero incluso Philipe Petit, el mayor funambulista del mundo, que caminaba igualmente en el vacío, tuvo ocasión de comprobar que aquellos apoyos de los que dependía su cuerda no tan floja como la de Sanchez, las Torres gemelas, se vinieron abajo causando el mayor estruendo que se recuerda.
Víctor Entrialgo
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