PSOE-Ciudadanos: ¿Junts pel Si?

¿Hasta cuándo?
¿Hasta el anuncio de unas nuevas elecciones para el 26 de junio?

¿Para inmediatamente después de ese anuncio, el 2 de mayo, (fecha parece que ni pintada para el inicio de hostilidades) volver a tirarse los trastos a la cabeza uno a otro durante la precampaña y campaña electoral?
¿Hasta que Albert Rivera se canse de escuchar a Pedro Sánchez de que éste se arroga los 40 diputados de Ciudadanos y de que el sillón de la Moncloa es para él sin ninguna discusión?

¿Hasta que Pedro Sánchez logre convencer a Podemos y demás del «pacto de izquierdas» y a Albert Rivera se le caiga la venda de los ojos?

¿No se da cuenta Rivera que su socio Sánchez después de ir a Portugal para ver como se fraguó un pacto de izquierdas, ahora anuncia que le va a pedir al griego Alexis Tsipras que convenza a Pablo Iglesias para permitir gobernar a Sánchez?

¿Porqué no pide Ribera a Sánchez que en vez de pasearse por el sur de Europa lo haga solicitando consejo para formar coaliciones por el centro y norte de Europa?
¿O es que piensan presentarse juntos a esas hipotéticas nuevas elecciones?

Porque si en estos casi dos meses que quedan para el anuncio de unas posibles elecciones su acuerdo no queda anulado para abrir uno nuevo con la participación del PP para llegar al gobierno de la «gran coalición», o el PSOE no deriva hacia la izquierda para llegar al «pacto de izquierdas» con el consentimiento de los independentistas, las elecciones están cantadas.

Sinceramente creo que después del fracaso de la sesión de investidura, PSOE y Ciudadanos han equivocado su estrategia en clave de futuro próximo, considerando éste como el destinado a acoger unas nuevas elecciones generales.

Al margen de la disputa de los votos entre dos partidos que en el arco parlamentario se «rozan» entre ellos, PSOE y Ciudadanos han de cuidar sus fronteras ideológicas por la izquierda y la derecha donde se les sitúan Podemos y PP respectivamente. Es decir, tienen más flancos a los que atender para no perder votos (o para ganarlos) pero en la situación en que nos encontramos, con el pacto que han suscrito, creo que supone más riesgo de perder que oportunidad de ganar, sobre todo para Ciudadanos.
La explicación tiene su lógica.

Por un lado, gran parte de los votantes de Ciudadanos que provienen del PP votaron a aquel huyendo del tufo a corrupción pero en la creencia de que votaban a un partido de centro/derecha. Ahora se dan cuenta de que la querencia de Ciudadanos es hacia el centro/izquierda y de que se coaliga con un partido no menos corrupto que el PP sin pedir tanta explicación. Conclusión: que se puede dar por este lado del mapa mucho voto útil a favor del PP y en detrimento de Ciudadanos.

Por otro lado, gran parte del voto de Podemos proviene del PSOE, pero de cara a unas nuevas elecciones preveo menos traumatismos. El PSOE creo que tocó suelo electoralmente el pasado 20 de diciembre, pero no veo movimientos significativos en su frontera con Ciudadanos y le va a costar recuperar votos ante una coalición de Podemos-IU que, eso sí, conjuntamente le puede superar en número de votos y detraer algún diputado, no dejando de atacar al PSOE por su determinación en pactar con Ciudadanos, «marca blanca del PP» como el propio partido socialista no se cansaba de decir en campaña electoral.

Amargo tiene que ser el momento en el que se anuncie el fin del compromiso del pacto suscrito, unilateral o conjuntamente, pero más amargo debe ser el reconocer que la mejor salida posible sería presentarse en coalición y que esta decisión colocaría a PP y Podemos en situación inmejorable para lapidar desde un lado y otro la coalición como adúltera de los principios unilaterales de los propios contrayentes.

Nada que ver con el «Junts pel sÍ» catalán. Bueno, en algo se parece. Aquí Pedro Sánchez hace de Artur Más y va al «Junt pel si…llón de la Moncloa».