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Julia Navarro

El negocio es el negocio

21 Sep 2017 - 08:42 CET
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Que Arabia Saudita «exporta» la versión más rigurosa del Islam, a través de la financiación de mezquitas y clérigos, también en Europa, no es una novedad. En la «guerra civil» que enfrenta a sunitas y chiitas, Arabia juega un papel destacado por no decir que el principal.

Lo imperdonable es que los gobiernos occidentales muestren una actitud de vasallos ante Arabia Saudita sencillamente porque se asientan sobre una gran bolsa de petróleo. Y así los gobiernos de Occidente, desde Estados Unidos pasando por la Unión Europea hacen caso omiso de la realidad, que no es otra que la responsabilidad que tienen los sauditas a la hora de exportar esa versión del Islam en la que se incita a acabar con los «infieles», es decir con quienes no son como ellos.

Pero nadie se atreve a poner el cascabel al gato, de manera que no es extraño que en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, se haya rechazado una iniciativa de Podemos, ERC y PdeCAt para que el gobierno deje de exportar armas a los saudíes y también a Iraq.

Que Arabia Saudita no es una democracia es algo obvio, que además no se respetan los derechos humanos es más obvio aún, que además ser mujer en Arabia Saudita es menos que nada es doblemente obvio. Pero los negocios son los negocios. Así que nuestra industria de armamento está de enhorabuena porque podrá seguir vendiendo armas a países que no cumplen ni remotamente los más elementales estándares democráticos.

La política exterior es así. Una auténtica farsa. Por un lado se demoniza a unos países en nombre de la democracia y por otro se hacen negocios con otros países que son absolutamente antidemocráticos.

Eso sí, sus señorías del PP, PSOE y Ciudadanos, amen del PNV, se han querido lavar las manos solicitando que haya más información sobre la venta de armas a determinados países y sobre todo que es exactamente que se le vende. ¡Como si no lo supieran! En fin, que hay una gran hipocresía en todo lo que tiene que ver con la política exterior y sobre todo con el negocio de las armas. A las pruebas me remito.

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