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Análisis

Victor Entrialgo De Castro: «El lazo de los monigotes»

25 Mar 2019 - 10:56 CET
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El lazo es el monigote de los inocentes, solo que Torra, que sí es monigote, no es inocente.

Después de obligarles a quitarlo con la fuerza del Estado yo ahora les obligaría con la misma fuerza a llevarlo puesto a la espalda pero esta vez impuesto, porque nada distingue mejor al monigote.

Y hablando de monigotes Pedro Sanchez no quiere aplicar el 155 porque él no está en eso, sino en arrebatarle a Susana el control de la federación socialista más importante, la andaluza, y con él al PSOE, y con el PSOE desgraciadamente a España, para asi pactar de nuevo con los golpistas, a través del «fraude de ley constitucional» del que los españoles somos víctimas que ha llevado al Gobierno de la Nación y cia. a los mayores monigotes de este país, los personajes más ideológicamente mentecaptos, desde Zapatero a Sanchez, el coletas y la barby femicomunista del chalet, más el gordo y el flaco, Torra y Rufián.

Mientras, Celá la portavoz, la de las bombas saudíes que son de precisión y no van a matar yemeníes, que llegó a Moncloa con el disfraz de socialista, ya cambió de modelos, usa ropa más cara, y una peluquera mejor y sigue repartiendo regalos en la tómbola-decreto de los viernes. Como en su día las chicas Vogue de Zapatero, Fdez de la Vega, el botox, Leire Pajin, Bibiano Aido, y ahora las chicas de Pedro Sanchez, Montero, Celá, la Dolores y Carmen Calvo, la viva demostración de que al Gobierno no llegan las mejores sino las que menos molestan.

Desde Corleone Pujol y familia, el victimismo infantil en Cataluña para sacar tajada del separatismo catalán ha sido un proceso sucesivo de designación de tontos útiles, monigotes con lazo para escapar de la justicia. Pujol se lo puso a Más, Más a Puigdemont, Puigdemont, que huyo literalmente, quiso desde fuera ponérselo a Turull, y cuando ya nadie quería, levantó el dedo el tonto de Torra para que se lo pusiera.

Pero la falta de voluntad para utilizar todos, y digo todos, los instrumentos del Estado para detener aquel proceso y parar ahora a Pedro Sánchez pone de manifiesto que ni siquiera el 155 sirve si no se lleva hasta el final y está por encima de la traición de un gobernante por perpetuarse en el poder con la ayuda de los enemigos de España.

Cuando el Estado está secuestrado por un sólo individuo que busca cómplices en el mismo infierno para seguir en el poder, son precisos otros mecanismos, otros procedimientos. El pueblo soberano está atrapado entre Sanchez, los golpistas y sus colaboradores necesarios de Podemos, todos defensores del lazo del monigote, que amenazan continuar por obra y gracia de una ley electoral que es preciso modificar con urgencia amén de dejar de lado un montón de complejos constitucionalistas para aplicar la Constitución hasta sus últimas consecuencias en defensa de la Nación. La verdadera proporcionalidad brilla por su ausencia y no rige para quienes llevan décadas socavando los fundamentos del Estado.

Como los partidos están ahora en campaña, alguien deberá ejercer la acusación popular y ponerle a Sanchez el monigote para que todo el mundo sepa que se propone un nuevo secuestro del Estado por un Presidente irresponsable cuando la esencia de la democracia es justamente la responsabilidad de su Presidente ¿Cabe mayor contradicción, traición y desvarío?

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