¿Por qué León XIV?

El tiempo lo dirá, pero de momento la atención de los expertos se dirige hacia la figura del papa León XIII, papa 256 de la Iglesia Católica, para intentar buscar alguna clave que dé luz a por qué Robert Prevost ha elegido el nombre de León XIV.

Esta va a ser una labor ardua, teniendo en cuenta que el pontificado de León XIII, duró 25 años.

Hoy quisiera centrarme en la visión que tuvo León XIII, y que dio lugar a que éste escribiera la oración a San Miguel Arcángel, estableciendo que la misma se rezará al final de cada misa. Y así se hizo hasta el Concilio Vaticano II que suprimió la obligatoriedad; no su rezo.

Posteriormente, el papa Juan Pablo II, recomendó su uso: «Aunque esta oración ya no se recita al final de la Misa, pido a todos que no la olviden, y que la reciten para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de las tinieblas y contra el espíritu de este mundo».

Pero conozcamos el porqué de esta historia.

El 13 de octubre de 1884, justo 33 años antes de la última aparición de Fátima, el Papa León XIII tuvo una visión espeluznante del futuro de la Iglesia Católica. Con la asistencia de varios cardenales, y miembros del personal del Vaticano, el papa León XIII había terminado de celebrar misa en una capilla del Vaticano. De repente se detuvo al pie del altar, lívido y con el rostro mudado, permaneciendo allí de pie durante unos diez minutos, en aparente estado de trance.

Posteriormente, cuando se le preguntó sobre qué había sucedido, el Papa León XIII respondió que, cuando estaba a punto de abandonar el altar, vi demonios y oí sus crujidos; sus blasfemias, sus burlas, y oí la espeluznante voz de Satanás desafiando a Dios, diciendo que él podía destruir la Iglesia si se le daba suficiente tiempo y poder, pidiendo permiso a Dios de tener 100 años para poder influenciar al mundo como nunca antes había podido hacerlo.

Escuchó dos voces. Una voz era de naturaleza amable y suave, mientras que la otra voz era gutural y ronca:

• –  «Puedo destruir tu Iglesia».
• –  «¿Puedes? Entonces adelante, hazlo».
• –  «Para hacerlo, necesito más tiempo y más energía».
• –  «¿Cuánto tiempo? ¿Cuánta fuerza?
• –  «De 75 a 100 años, y un mayor poder sobre esos que se entregarán a mi servicio».
• –  «Tienes el tiempo, tendrás el poder. Haz con ellos lo que quieras».

Acto seguido, León XIII se dirigió a su despacho privado, y redactó, de puño y letra, la oración a San Miguel Arcángel:

“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestra defensa contra la maldad y las trampas del Diablo. Que Dios lo reprenda, oramos humildemente, y tú, oh Príncipe de los ejércitos celestiales, por el poder de Dios, arrojes al infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos que merodean por el mundo buscando la perdición de las almas. Amén.”

Posteriormente, llamó al Secretario para la Congregación de Ritos, entregándole una hoja de papel con la oración que acababa de escribir, ordenándole que la enviara a todos los obispos del mundo, indicando que tenía que ser recitada después de cada misa.

En 1884, cien años le pidió Satanás a Dios, y la fecha resultante es 1984, que curiosamente es el título de la novela de Orwell, sobre la diabólica dictadura del Gran Hermano.

También podría ser que Robert Prevost, al igual que sucedió en el caso de Benedicto XVI, hubiese elegido el nombre de León XIV, sin más. Personalmente no lo creo.

¿Saben quién fue Benedicto XV? Mejor que no lo sepan.

Por cierto, me produce mucha risa ver como la ´zurdería´ nacional, e internacional, se ha venido arriba, al creer que Robert Prevost a querido hacer un guiño a la izquierda con el nombre elegido, en clara referencia a León XIII y su doctrina social de la Iglesia, confundiendo social con socialista, amén de demostrar que no se han leído, (o bien padecen de analfabetismo funcional), la encíclica “RERUM NOVARUM”, donde queda bien claro que sí ha habido en la Historia de la Iglesia un papa antisocialista, ese ha sido León XIII.

Como botón de muestra, lean el punto 2º de “RERUM NOVARUM”:

2. Para solucionar este mal, los socialistas, atizando el odio de los indigentes contra los ricos, tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes, estimando mejor que, en su lugar, todos los bienes sean comunes y administrados por las personas que rigen el municipio o gobiernan la nación. Creen que, con este traslado de los bienes de los particulares a la comunidad, distribuyendo por igual las riquezas y el bienestar entre todos los ciudadanos, se podría curar el mal presente. Pero esta medida es tan inadecuada para resolver la contienda, que incluso llega a perjudicar a las propias clases obreras; y es, además, sumamente injusta, pues ejerce violencia contra los legítimos poseedores, altera la misión de la república y agita fundamentalmente a las naciones. [CARTA ENCÍCLICA, RERUM NOVARUM, DEL SUMO PONTÍFICE LEÓN XIII, SOBRE LA SITUACIÓN DE LOS OBREROS].

Más claro, agua.