Se presta poca atención
a muy terribles sucesos;
digo yo, será por algo,
tan elocuente silencio.
A dos graves pucherazos,
y del mismo, me refiero
que realizó impunemente
timando a diestro y siniestro
el pertinaz dictador
que actualmente padecemos.
Su “victoriosa” carrera
comenzaba en atropello:
fue “elegido” Secretario
timando a sus compañeros
pues manipuló las urnas
con votos que no existieron
para hacerse con el mando
del “socialista” y “obrero”
Partido, dicen que es,
¡y español! ahí, mucho menos.
Cuando ya en su mismo nombre
todas sus siglas mintieron,
¿qué verdad cabe esperar
de esta panda de rateros?
Con la segunda en la frente
sigamos, pues nos la dieron
de nuevo, en las generales:
con los votos por correo
unos los quito, otros pongo,
éste sumo, aquél lo resto,
trucaron el resultado
como lo que son, trileros.
No duden, que, si es preciso,
harán votar a los muertos
si los vivos no les llegan
para llenar el puchero.
No veo una reacción
pues Feijóo sigue quieto
después de que le privaran
de hacerse con el Gobierno
debido a las malas artes
de este indecente sujeto.
Ganaron las elecciones,
pero, el Poder, lo perdieron
quizá debido a los votos
que birlaron a este memo.
¡Pues el líder Popular,
ahí sigue, tan contento
cuando debiera luchar
por desfacer el entuerto!
Por prevenir, se la den,
en las próximas, de nuevo,
el tío, como hizo Rajoy,
no ha movido un solo dedo.
El otro, tan confiado
pues, aunque le descubrieron,
no ha habido una reacción
¿por qué no volver a hacerlo?
Por cada vez más crecido,
hasta puede que en su intento
de seguir en La Moncloa
“fraudillo” no diré eterno,
pero si por muchos años
no se saque del sombrero
por diferir elecciones
a dentro de mucho tiempo,
un estado de excepción
creado con el pretexto
de la amenaza de guerra,
real o no, cerca o lejos.
Al Feijóo propondrá
que le apoye en el invento;
lo hará Vicepresidente,
con dos o tres Ministerios
y el gallego, no lo duden,
se prestará al gatuperio.
Como son tal para cual
muy, muy mucho, nos tememos
no habrá mucha “oposición”
a que lleguen a ese acuerdo.
En todo caso, de haber,
futurible un tanto incierto,
alguna vez, Elecciones,
¡volverá a haber trapicheo!
Como además confiar
en el chanchullo europeo
para proteger las urnas
sonaría a cachondeo,
ya me dirán qué esperanza
cabe en decente conteo;
si la cifra de parados
retuercen, sin ir más lejos,
las del paro o de la deuda,
tampoco son un ejemplo,
para nuevas jugarretas
ya prepararnos podemos;
habrá Sánchez para rato
la cosa no tendrá arreglo
hasta tanto no se cambien
actuales Reglas de Juego.
Mientras la gente no vea
y parece que estén ciegos
donde reside el problema
si ya estamos medio muertos
en unos años, difunta
España estará, al completo.
Entre incinerarnos pronto
o despertar de este sueño
se juega nuestro futuro:
plantarse, o rendirnos a ellos,
el ¡no va más! a las puertas
¡ciudadanos, hagan juego!
Luis XIII… y medio
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