A nadie se le escapa que España se ha convertido en los últimos años del Gobierno social comunista en la puerta abierta de Europa para que, al albor de un falso lema ‘humanitario’ y ‘progresista’, lleguen miles de inmigrantes ‘ilegales’ o ‘irregulares’ para quedarse en un país que, se supone, le va a ofrecer ‘una vida mejor’: cultura, vivienda, trabajo, etc., etc.
Pero… ¿Cual es la cruda realidad?
¿Que hay detrás de esta avalancha insostenible de mujeres, niños y jóvenes marroquís, argelinos, subsaharianos, senegaleses, guineanos y de otras diversas procedencias del norte de Africa?
¿Que país mantiene en Europa una política de ‘puertas abiertas’ similar a la que está permitiendo este gobierno?
La desinformación diaria sobre este tema ya es patente y los informativos ‘afines y subvencionados’ que otrora destinaban un gran espacio a la llegada a las islas Canarias de decenas de cayucos semanales -recuerden miles de inmigrantes hacinados en el muelle de Arguineguín- ahora han dejado de ofrecer esas imágenes con esos inmigrantes cuyo aspecto, edad y constitución física distan mucho de cumplir el ‘mantra’ creado por este gobierno y ONGs interesadas para hacer creer que huyen del hambre o de una guerra, que además en muchos casos en su país no existe (v. gr. Marruecos)
Es ya clásica la imagen diaria -fotografía de cabecera- de estos norteafricanos recorriendo una y otra vez nuestras playas y zonas urbanas ofreciendo, entre otras baratijas, camisetas ‘falsificadas’ de futbolistas famosos a cambio de unos pocos euros al día o incluso tan solo a cambio de un techo para dormir siendo víctimas de las mafias creadas para explotar a sus propios compatriotas con hasta 12 horas de trabajo, bajo un sol de justicia y cargados con kilos de bolsas y mochilas, y todo ello para quedarse con la totalidad de lo recaudado de forma ilegal, con la anuencia y la permisividad de este gobierno.
¿Este es el paraíso ofrecido?
¿No es esto un cinismo humanitario?
¿No es esto una esclavitud encubierta?
Según el INE, el Gobierno de España concedió la nacionalidad a un total de 252.476 extranjeros en 2024, un 5,1% más que el año anterior y la cifra más alta desde 2013 en la que arranca la serie estadística del INE, siendo el colectivo de marroquíes el más numeroso -363.337- a junio de 2025.
A esta cifra habrá que sumar los 58.000 ya nacidos en España lo que eleva a más de 420.000 los nacionalizados.
De todos ellos el número de MENAS y jóvenes extutelados se ha disparado recientemente, pasando de 7.878 en junio de 2021 a ¡18.967 en marzo de 2025!, un aumento del 140,7% en tan solo cuatro años. De todos ellos el 59% -11.225- son marroquíes.
¿Que acuerdo secreto tiene España con el gobierno Alauita?
¿Que intereses ocultos tiene el gobierno en esta ‘acogida’ desproporcionada?
¿Que porvenir tienen estos niños o jóvenes que son trasladados desde Canarias a distintos pueblos o ciudades de la península como si fueran envíos de paquete express?
Para aquellos que tras leer este artículo tengan la tentación de seguir el mantra gubernamental y tacharlo de xenófobo, racista ultraderechista, etc., etc. les diré que nada más lejos de la realidad -mi realidad- porque sin estar afiliado a ningún partido político, pretendo defender todo lo contrario…
- Defiendo una inmigración regulada y acorde con las oportunidades socio laborales que les podamos ofrecer en este país.
- Defiendo, como médico, un control sanitario exhaustivo en cuanto pisen suelo español para descartar enfermedades infecciosas, pediculosis, enfermedades tropicales, enfermedades transmisibles y enfermedades virales, que ya fueron erradicadas en España y de las que en su país de origen no fueron vacunados.
- Defiendo una libertad de culto, pero sí esa libertad no implica imposiciones ni exigencias de locales u ocupaciones de lugares públicos para practicarla en un país Cristiano en donde ellos son minoría.
- Defiendo la multiculturalidad pero como un intercambio culto e inteligente de las diversas culturas, no el intento de imposición de costumbres ajenas a las nuestras con desconocimiento manifiesto de nuestro idioma, formación de ghettos y la construcción subvencionada de locales para la enseñanza y divulgación de la Sharia o Ley Islámica.
- Defiendo el derecho al trabajo digno y honrado, pero siempre que se respeten las normas y las leyes laborales del país en dónde viven.
- Y defiendo mi derecho, como español, a no admitir una ‘invasión silenciosa’, indiscriminada y descontrolada de miles de personas sean de la etnia que sean -últimamente con predomino de varones jóvenes- que no vienen acompañados de familia y cuyo fin e intenciones no se pueden determinar con exactitud.
Al hilo de esto, Martín Varsavsky (Buenos Aires, 1960) empresario de telecomunicaciones y nuevos medios, ha dicho: «Un hombre que escapa de la guerra lo hace con su mujer y sus hijos. Un hombre que va a la guerra los deja en casa».
Ya el expresidente de Argelia, -Huari Bumedian- dijo en un famoso discurso pronunciado en 1.974 ante la Asamblea de la ONU:
«Un día, millones de hombres abandonarán el hemisferio sur para irrumpir en el hemisferio norte. Y no lo harán precisamente como amigos. Porque irrumpirán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria. Al igual que los bárbaros acabaron con el Imperio Romano desde dentro, así los hijos del Islam, utilizando el vientre de sus mujeres, colonizarán y someterán a toda Europa.» ¿Se cumplirá esta amenaza?
Pues no andan muy lejos de cumplirse sus predicciones, basta el ejemplo de Suecia, Holanda, Bélgica, Francia, Alemania, Inglaterra y ahora España para comprobar ya como ‘la integración’ de determinados colectivos de estos inmigrantes raya con lo imposible, porque ni por la práctica de su fe, su cultura ni costumbres se adaptan a el país que les acoge.
*Y por último defiendo que la nacionalización no sea ‘un regalo’ indiscriminado sino que deben cumplir unas premisas, un contrato laboral estable, por años de permanencia en España, reagrupación familiar, ausencia de actividades delictivas y un conocimiento del idioma tanto hablado como lo escrito.
De lo contrario habrá que sospechar que los fines gubernamentales para nacionalizarlos pueden ser exclusivamente electoralistas.
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