El país duerme la siesta en la hamaca de la piscina haciendo la digestión de la olla podrida de nuestra cansina política apurando sus vacaciones con el insufrible zumbido del Itumás que retumba en el telediario que se oye a lo lejos saliendo de algún bar.
En la semana de la declaración judicial de la esposa del presidente por un delito de malversación, el Gobierno, con chuleta de Presidencia, repite frases precocinadas de todo agosto sobre hechos consumados después de un mes de vacación y ausencia gubernamental plagada de tragedias y negligencias, incendios y obviedades buscando pirómanos que limpien su responsabilidad, negando ayudas a León, Zamora y Extremadura como antes a Valencia, anunciando dineros que no llegan nunca y repitiendo «Si necesitan más que las pidan..» mientras los becarios en los medios tratan de contener el tsunami de Vox y sostienen la cuenta de resultados del verano retransmitiendo todos los días cinco veces el mismo incendio.
Mientras los mayores tienen que hacer un master de cifras y letras para saber si es su turno en el ambulatorio, los ministros Marlaska y Robles acuden a las sesiones inútiles del «Parlamiento» a decir que la culpa es de Feijoo, aunque no tenga la iniciativa ni de la culpa, porque la única solución de ésta partitocracia vigente para las tragedias y las emergencias es echarse las culpas los unos a los otros.
Mientras el presidente y su señora hacen negocios en el jardín o en la Mareta, el Gobierno no actúa ni a te inundaciones, ni ante los incendios, ni con los menores delincuentes, ni con la inmigración ilegal. ¿Para qué sirve el gobierno? aparte de llevárselo ellos. Con el final del verano en lugar de una de Maluma, Georgi Dan o Manolo Arcusa, que ellos sí sobrevivirán, volvemos a escuchar el cansino Ytumás entre un Estado y unas autonomías ineficaces igualmente sobredimensionados. Sobran todos, porque no hemos elegido a ninguno.
Y hastiado del soniquete de telediarios y tragedias que no dejan siquiera dormir la siesta en la hamaca de la piscina un país muelle, incapaz del ruido y la furia que éste Gobierno merece, se levanta de la hamaca, deja las chancletas junto a las escaleras y se zambulle de nuevo en la piscina para apurar sus vacaciones porque aún a riesgo de un corte de digestión, la única forma de no escuchar este juego y esta farsa insoportable del Itumás es debajo del agua.
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