Por más que uno se esfuerce, resulta incomprensible que todavía haya miles de andaluces dispuestos a votar a María Jesús Montero –alias “La Chiqui” o la «Farruquita de Triana», según se prefiera– en las próximas elecciones autonómicas. Porque si algo ha demostrado esta licenciada en Medicina en toda su carrera política, es que, cuanto más poder acumula, más empeño pone en perjudicar a Andalucía y en hacerle la pelota a los separatistas catalanes.
Hablemos claro: Montero no es una desconocida para quienes llevan décadas observando la gestión socialista en la Junta. Fue consejera de Salud entre 2004 y 2012 y, desde entonces, ministra de Hacienda con Pedro Sánchez. En ambos cargos se ha distinguido por lo mismo: su obsesivo afán de desmantelar lo público, entregar favores a los amiguetes del partido y de proteger a los poderosos. Esa es su biografía política, aunque ahora intente –disfrazarse de “lideresa andaluza»– para presidir San Telmo.
Según se comentaba en los pasillos de la Consejería y en los mentideros públicos, la Montero reunía a los directivos sanitarios de toda Andalucía para dictarles consignas muy claras: ni más médicos, ni más enfermeras, ni más recetas caras, ni más plantillas dignas. El ahorro era la inexcusable consigna principal, y con la excusa del ahorro se descuartizó casi toda la Atención Primaria. Lo que nunca se explicaba es que esos millones no iban a carreteras, hospitales , colegios o vivienda pública, sino a financiar la corrupción sistémica del PSOE andaluz: los falsos ERE, la cocaína, las mariscadas, las putas, el clientelismo sindical… Los gestores aplicaban lo que ella les pedía y la consecuencia muy fue clara y directa: más de 7.000 médicos y 9.000 enfermeras se marcharon de Andalucía en busca de un trabajo digno y estable. De aquellos polvos…, la penosa sanidad que hoy sufren los andaluces, pese a los ímprobos esfuerzos de los últimos 7 años de Juanma Moreno, como presidente del PP y de la Junta de Andalucía.
Y ahora, es la misma responsable de aquel destrozo sanitario es la que se postula como futura presidenta. La pregunta es evidente: ¿cómo puede alguien confiar en la que destrozó la sanidad pública de Andalucía y compartió mesa y mantel con los ex presidentes Cháves y Griñan , máximos responsables de la mayor trama corrupta de la historia de la democracia de España: ¡ los EREs! ?
Lo peor es que su ambición no se limita a Andalucía. Como ministra de Hacienda, ha sido la encargada de firmar –con los separatistas catalanes todo lo que su «puto amo» Sánchez ha necesitado para mantenerse en La Moncloa– una financiación especial, la amnistía, los cambios en el Código Penal, las prebendas a medida y hasta el catalán, como lengua oficial en Europa. Y todo a costa de los andaluces y del resto de todos los españoles.
Los separatistas han aprendido que con la «Farruquita de Triana» se consigue lo que se quiera y solo con 7 votos. Cataluña ya acumula 72 embajadas en el extranjero– más que muchos países europeos soberanos– una televisión pública que insulta a España a diario con su aburrido y cínico mantra «Espanya i Andalusia ens roben» y una monumental deuda que, ahora, gracias al acuerdo con Sánchez y con Marisú, la vamos apagar entre todos, Andalucía incluida,¡claro!.
Mientras tanto, la élite supremacista catalana se permite el lujo dec insultarlos sin pudor. Jordi Turull afirmó, hace apenas unos días, que “los catalanes les pagan a los andaluces el gimnasio y las mascotas”(¿?). En 2011 ya los despreciaban diciendo que vivían “todo el día en el bar del pueblo, gracias a ellos”(¿?). Y en 1976, Jordi Pujol sentenció que el andaluz era “un hombre destruido, poco hecho, de mucho menor valor social y espiritual”(¿?). ¡ Esa es la mirada con la que ven a los andaluces : vagos, ignorantes y miserables! Y ante tan magno y semejante insulto, ¿qué hace Montero? Callar, callar, agachar la cabeza y seguir firmando cheques en blanco para sus amos, los políticos de Cataluña.
Porque conviene no engañar ni engañarnos : la Montero no trabaja para Andalucía, sino para mantener esa tóxica alianza entre el PSOE y los separatistas de ERC y Puigdemont .Trabaja para que ERC y Junts puedan expulsar libremente a los inmigrantes que ellos consideran no apropiados y problemáticos a otras comunidades, de esa otra España, «l’Espanya que els roba» ; trabaja para que multen a quienes rotulen sus comercios en castellano; trabaja para que cualquier español tenga que responder en catalán, si le llaman desde Santa Coloma y trabaja, en definitiva, para que los privilegios –de unos cuantos golpistas y separatistas catalanes– sigan creciendo y multiplicándose, mientras los demás pagamos las facturas de sus «sardanas» y de los «castellets».
Y mientras ella se pavonea con las vistosas plumas desplegadas –de su falso feminismo, de su retórica de izquierdas y de su afectada apose de ministra pijaprogre — Andalucía sigue liderando las listas del paro, de espera sanitaria, de la precariedad y de la pobreza. No es pura casualidad, es el resultado directo de décadas de políticas socialistas donde Montero fue, es y seguirá siendo la unica protagonista y responsable.
Por eso sorprende mucho que aún queden quienes creen que, votando al PSOE en Andalucía –votan a «la igualdad», a «la justicia social» y a «la democracia»– cuando lo que, en realidad, votan es perpetuar el servilismo ante Cataluña, el clientelismo de siempre y la corrupción en vena. Ignoran que lo que, realmente votan es a la misma Marisú que se cargó cicateramente la Sanidad Andaluza y que hoy trabaja con entusiasmo para que Puigdemont y sus fieles «nois» puedan seguir riéndose de España a costa de un vil chantaje de 7 votos.
Que quede claro: María Jesús Montero no es la candidata de Andalucía, es la candidata del sanchismo y la de los separatistas. Es la pieza útil en un complejo engranaje que pretende dividirnos, debilitarnos y arruinarnos desde la Junta de Andalucía.
La verdadera pregunta que debería hacerse el votante andaluz es ¿si de verdad los abdaluces van a entregar su querida tierra a quien ha demostrado, con hechos, que la desprecia y la malvende…? ¿Van a regalar sus votos a quien sirve a los que los llaman vagos, ignorantes y parásitos…?
Si la respuesta es sí, que nadie se lamente después. Porque votar a Marisú es votar contra Andalucía, es votar contra España y es votar a favor de las mentiras de megalómano Sánchez, de los delirios de grandeza de Puigdemont y de las bocachanclas de Turull.
Y lo peor de todo esto: es votar para que les sigan robando en la cara y, en cima les llamen imbéciles, a parte, de «tontos del haba».
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