No nos podemos quejar los ciudadanos de a pie cuando un día sí y otro también, asistimos a un espectáculo montado por nuestros insignes gobernantes. En verdad debemos estarles agradecidos, pues seguramente ya no saben que idear para tenernos entretenidos.
Como estamos ya cansados de tanto cuento, la mayor parte de las veces no hacemos ni caso ¿Para qué? Por descontado sabemos que no nos mienten, sencillamente cambian de opinión.
Así por estrafalarias que sean las noticias no nos inmutamos. Pueden ser verdad, pero también pueden ser mentira. El tiempo nos lo dirá.
A veces la justificación es todo menos eso, una justificación. Tenemos el ejemplo con lo de la flotilla que va a Gaza. Si de verdad se quiere ayudar a ese pueblo, se puede hacerlo por vía aérea, más rápido y menos costoso.
Naturalmente en ese caso no podría luirse cierta jovencita que desde hace años se dedica a montar y participar en cuanto espectáculo puede, a la que le han salido imitadoras españolas. ¡Todo se pega memos la hermosura!
Como es habitual “cum fraude” ha aprovechado la ocasión para montar un numerito, un espectáculo para, escudándose en algo con nombre español, lucirse personalmente. ¡Qué buena persona soy!, ¡Cuánto me preocupo por lo que pasa en el mundo!
A tal extremo ha llegado, que ha hecho acompañar a la flotilla por un buque de la armada española. Si nos lucimos, que sea con todas las de la ley, ¿Lo que implica? Al que no le guste que se aguante. ¿Lo que cuesta? Dicen que un millón de euros. Pero tranquilos, que lo paga muy contento el españolito, puesto que le sobra el dinero, y ese es un modo muy original de emplearlo. No lo duden, todos contentos.
A los dirigentes extranjeros que cada vez le hacen menos caso y le arrinconan más, no les hagamos caso, pues no saben lo que realmente le conviene a la población.
Si nos saltamos por tercer año consecutivo la obligación constitucional de presentar unos presupuestos, no le demos mayor importancia al tema. Lo importante es que, como demostramos todos los días, estamos gobernando para todos.
Nos enteramos de que cierta señora tiene pasaporte diplomático y que utiliza el falcón oficial para viajes privados. Que sepamos eso solo pasa en ciertos países que de democracia solo tienen el nombre. Quizás sea que estamos mal informados.
Como la citada está pendiente de sentarse en el banquillo de los acusados, se rumorea que está maniobrando para que no la juzgue un tribunal popular, como señala la ley en su caso. Como somos mal pensados sospechamos que estima más fácil presionar a un juez, una persona sola, que a las varias que conforman un jurado, y en consecuencia actúa para lograrlo.
Del cuñado de la citada vale más no hablar. Según parece estuvo varios meses viviendo gratis en una vivienda oficial, lo que implica que pagamos el pueblo. ¡Menos mal que servimos para algo!
Que el susodicho utilizase varas tretas para hacer creer que vivía en el extranjero, es una muestra de su astucia. No nos quejemos de los demás, es una muestra de su astucia; si nosotros no somos capaces de hacer eso mismo lo, o algo similar es nuestro problema, prueba de nuestra incompetencia.
En definitiva, estamos viviendo un espectáculo continuo, sin ir a un circo, porque el circo ya lo tenemos en nuestra o ¿A que nos conducirá todo esto? Si ahora consentimos por comodidad, cuando pasen unos años nos arrepentiremos de haberlo hecho, pero por desgracia quizás no tengamos un remedio para ponerle ya, y tengamos que aguantar bastante tiempo con las consecuencias de nuestro error.
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