Es sabido que Carmen (ya no es Carme) Chacón y Rubalcaba se las van a tener tiesas hasta ver quién de los dos accede a la Secretaría General del partido. Hoy quieren primarias, o que voten los simpatizantes, ambos se van a ver a Griñán, que para algo Andalucía es quien más delegados aporta al Congreso del partido, claman por un discurso único o se colocan la peineta españolista. Pero todo eso nos oculta lo que de verdad se está cociendo en el PSOE. Y que Ferraz, ni puede, ni por ahora sabe como calmarlo.
Por una parte está el PSC. La rama catalana y en cierta medida, catalanista de los socialistas. Hay quien dice que debería tener voz propia en el Parlamento. Es cierto que el último congreso ha sido ganado por el sector más socialista y ha perdido la sección federalista. Pero eso no quiere decir, ni mucho menos que se hayan acallado las voces que opinan que el PSC tiene que tomar rumbo propio, incluso en Europa, y decidir por sí mismos.
Eso, obviamente, hará trizas el PSOE, puesto que nadie osará plantarle cara a los catalanes, aportando un buen número de delegados al Congreso del PSOE y de votos y escaños o concejalías en las diferentes elecciones. Por lo tanto, que el PSC tarde o temprano tendrá alguna salida de tono, es seguro. Quizás por eso Chacón, Carmen, se ha acordado de que es andaluza.
La otra cuestión, y que se está silenciando de forma constante en Ferraz, es la clamorosa falta de enganche que ambos candidatos tienen en su propio electorado fuera del aparato del partido. Y es que las bases, los afiliados, que no los delegados provinciales y regionales, no quieren a ninguno. Ni a Carmen ni a Alfredo. Si de ellos dependiera, Madina o García Page o incluso Fernández Vara, serían mejor candidatos y, desde luego, supondrían un mejor mensaje de cara a la ciudadanía.
Pero claro, decir que hemos entendido el mensaje de las generales y que se necesita una especie de refundación, es pedir mucho a un aparato de un partido que está anquilosado y demasiado construido alrededor de las baronías territoriales que tanto poder, y corrupción, les han granjeado. Aunque, esto es confidencial, y que no se entere Alfredo de que lo leen, desde su candidatura se está buscando a un primo, primo en el sentido figurado, no en el que Blanco utiliza para sus cuestiones privadas en las gasolineras, para que se presente como tercera fuerza y le reste votos a Carmen. Pero claro, hay que encontrarlo, hay que convencerlo y que se preste al juego. Nada fácil, por cierto. Salvo que las prebendas, coaliciones y el qué me das a cambio, vuelva a funcionar.
El tercer tema que permanece latente en Ferraz, son las elecciones andaluzas, que provocan temblores de canillas en cuanto leen las encuestas que les mandan a la oposición directamente o una nueva información sobre los ERES falsos que les entierra algo más en la opinión pública. Y el tembleque viene también porque ningún candidato quiere colocarse cerca del poder andaluz, no sea que la ola de las fiestas, de la cocaína, del fondo de reptiles o de Mercasevilla, les afecte, les moje o simplemente salpique. No hay que olvidar que tanto Carmen, como Alfredo, llevan el tiempo suficiente como para conocer cómo se las gastan en el PSOE andaluz. Y desde luego Chaves y Griñán son casi de su misma promoción.
Por lo tanto, el ambiente en el PSOE está envenenado. Y nadie apuesta por dónde saldrá el sol; si por Antequera, o por la oposición. Desconocemos si será Carmen o Alfredo quien dirija el PSOE en los próximos años, si lo hará manteniendo a esa Andalucía enrocada en un socialismo de pandereta, latrocinio y caradura. Lo que sí sabemos, es que de esta, el PSOE saldrá tocado. Al tiempo.
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