La ‘independencia’ de El Día

Cabreo de El Día, mejor dicho de su editorialista, José Rodríguez Ramírez, porque sus diatribas en favor de la independencia de Canarias y de esa manifestación del pasado sábado, el llamado Día de la Patria Canaria, sólo congregó en Santa Cruz de Tenerife, según fuentes oficiales, a 300 personas (3.000 según los organizadores).

El deseo de independencia, sean 300 ó 3.000, debe ser una de las necesidades perentorias de los ciudadanos de las Islas, a tenor de lo que expone el diario tinerfeño. Lo que se calla el periódico es que, encima de que son cuatro los independentistas que hay en las Islas, entre ellos se llevan a matar.

Y es que, por mucho se le fastidie al señor editor-director, en La Laguna también hubo otra manifestación, pero igual, a su criterio, no eran dignos de ser considerados independentistas o, por lo menos, no han pasado por su despacho para que el señor Rodríguez Ramírez (apellidos muy guanches) les dé el certificado de 100% canariedad. Lo cierto es que, sumando las cifras de ambas citas, concurrieron menos personas que a un campeonato de macramé.

El Día, en un alarde de no reconocer el fracaso de esas reiteradas peticiones de soberanismo e independencia, arranca su comentario editorial con una pregunta falaz «¿son muchas o pocas 300 personas que dicen unos o las tres mil que aseguran otros manifestándose por las calles de Santa Cruz para pedir la libertad de estas Islas y, al mismo tiempo, homenajear a la auténtica bandera de Canarias? Quizás en número no sean muchas aún, pero sí lo son en intenciones y en calidad patriótica».

Dice el rotativo que «quienes se echaron a la calle el pasado sábado en la capital tinerfeña fueron canarios auténticos. No había entre ellos amantes de la españolidad, españolistas y españolistos o, lo que es peor, falsos nacionalistas y nacionalistas tibios; políticos que viven a costa de tomarle el pelo al pueblo. Y empleamos esta expresión con cierto comedimiento, porque hablando con franqueza sólo cabe decir que viven de engañar al pueblo; de estafar políticamente al pueblo que les dio sus votos para que lo redimieran de la esclavitud colonial, y no lo han hecho».

«¿Podemos seguir así? ¿Cuándo vamos a hacernos cargo de nuestro futuro? ¿Cuando ya no haya remedio? ¿Cuando Marruecos nos haya incorporado a su territorio? ¿Cuándo vas a salir a la calle, canario? Tienes en tus manos no sólo tu futuro sino también el porvenir de tu gente. De ti depende que sigamos como esclavos sin dignidad, identidad y, por supuesto, sin libertad, o que alcancemos la noble condición de ciudadanos de nuestro propio país. Canario, no permitas que el peninsular te siga cloroformizando. Sal a la calle; pacíficamente, como el sábado en Santa Cruz, pero hazlo por ti y por tus hijos».