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Opinión / Pasajes

Curiosidades curiosas

Juan Velarde 17 Nov 2010 - 10:06 CET
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1.- Don Nick Le Souef, australiano él, vivirá en el escaparate de una tienda de Melbourne durante tres semanas, rodeado de bichos: arañas venenosas, cucarachas asquerosas y grillos que cantan el “Asturias patria querida”, para ayudar a niños necesitados. Un servidor, para ayudar a las Hermanas de la Caridad de la calle de La Noria de Santa Cruz de Tenerife, que diariamente dan de comer a casi un centenar de personas sin recursos, y que carecen de medios para hacerlo, es casi un milagro diario el que lo consigan, estaría dispuesto a estar tres semanas encerrado en un escaparate con el independentista catalán Cardo Rovira, digo Carod Rovira.

–Muy fuerte eso suyo, ¿eh? Eso es peor que lo de las arañas venenosas del señor australiano, fíjese lo que le digo.
–Bueno, pues con Pedro Zerolo.
–¿Y si lo viola…?
–Pues también es verdad. Ahora bien, con Zapatero sí que no pienso estar.
–Sí hombre, pero si él es tan bueno.
–No lo dudo; pero si me obliga a hacer footing con sudadera con él, capaz que se me nublan las entendederas y tengo un aborto espontáneo. O dos. Y dígame usted si le da por decirme cosas como aquella de que “la tierra no es de nadie y sólo pertenece al viento”. ¡Quite, quite!

2.- La escritora alemana doña Charlotte Roche, conocida por sus provocaciones, ofreció al presidente de su país, don Christian Wulff, una noche de amor con ella, follar con él vamos, a cambio de su veto a la prolongación del funcionamiento de las centrales nucleares. Un servidor, a cambio de que Zapatero convocara ya elecciones generales y se mandara a mudar a León, o a donde le dé la gana, Siberia no sería mal sitio, estaría dispuesto a tener una noche de amor con la ministra Leire Pajín.

–¿De verdad estaría dispuesto a tal sacrificio…?
–Sí señora. Mi patriotismo no conoce límites, fronteras, límites ni valladares.
–¿Qué estás diciendo, desaprensivo?
–Nada, nada, querida. Repasando la lista de los reyes godos.
Leovigildo, Recaredo, Teodorico, Alarico, Sisebuto, Wamba…
–Ah, bueno.
La Charlote Roche ha añadido: “Mi marido está de acuerdo. Ahora es la ‘First lady’ quien debe dar su autorización”. Vaya modernidad la del marido de la Charlote. Así da gusto. Después no va a poder pasar por las puertas sin agacharse, para que no le tropiece la cornamenta, pero como es bajito. En fin Leire, ya sabes. Cuando quieras me llamas, quedamos…

–¿Qué estás diciendo, desaprensivo…?
–Liuva, Witerico, Gundemaro, Sisenando, Chindasvinto, Recesvinto…
–Ah, bueno.

3.- Doña Carolee Bildsten, natural de Illinois y de 56 añitos, ha sido detenida por “agredir a un policía con un consolador”. O sea que se trata claramente de una agresión sexual de carácter feminista. Violencia de género y todo. ¡No sé dónde iremos a parar, con tanto desenfreno, sicalipsis y falta de idiosincrasia!

Doña Carolee estaba tomándose una cervecita con gambas en un restaurante del lugar, de Illinois vamos. Y cuando terminó se dijo: “Y ahora me voy sin pagar, porque me da la gana y porque para eso una es campeona de los doscientos metros vallas”. Y ni corta ni perezosa salió al galope tendido. El dueño del restaurante, que se llama Pepe Straus González y que no es nada partidario de que la clientela se le vaya sin pagar, porque Pepe es bastante retrógrado, llamó a la policía:

–Sargento Peeper, digo Patrick, que doña Carolee se me ha comido una de gambas al ajillo, que estaban muy buenas mejorando lo presente, con una cervecita fresquita, y se ha ido sin pagar. Que la detenga.
Y el sargento Peeper, digo Patrick, fue y la detuvo. Y entonces le dijo la Carolee:
–Huy, Patrick, ahora mismo no tengo dinero suelto. Ni amarrado. ¡Qué cabeza la mía! Vamos a mi casa, y allí te pago.

Y el bobo del Patrick fue. Pero allí se complicó el asunto, porque Carolee fue al dormitorio, miró en la cómoda, y de debajo de las bragas sacó un consolador de considerables proporciones, con el que amenazó y luego golpeó al sargento Pepper. Digo Patrick. Y escapó por los pelos de que además de darle en el coco, lo violara con el consolador… ¡Qué barbaridad! ¡Cómo está el patio! La denuncia del Patrick hace contar que la agresión fue con un: “objeto duro destinado a dar placer femenino”. Por lo visto en USA no existe la palabra consolador. Ellos se lo pierden. Y ellas aun más. Y los “elles”, por supuesto.

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