Alejandro de Abarca, más conocido como ‘El Enano’, prendió fuego al coche del novio de la joven rumana Ana Niculai, de 25 años de edad, con ésta maniatada en el interior del maletero a sabiendas de que se encontraba con vida. Cometió el crimen tras haberla secuestrado ese mismo día en un aparcamiento de Palma, cuando se encontraba disfrutando de un permiso en el centro de resinserción social de Palma. Lo hizo, textualmente, «sin atender en ese momento si en el interior se encontraba la finada».
El suceso tuvo lugar el 19 de julio de 2010 en un camino entre las localidades mallorquinas de Muro y Can Picafort. Así lo ha admitido a su abogado defensor, y así se recoge en el escrito que el letrado ha presentado en el Juzgado de Inca que en breve va a remitir el caso a la Audiencia Provincial de Palma para que sea juzgado.
El dato, publicado por el diario Ultima Hora, es estremecedor. El delincuente, que como se recordará fue detenido una semana después del suceso tras una azarosa búsqueda por toda Mallorca, había asegurado en su día que la pobre mujer murió a resultas de una inyección de heroína que le suministró para calmarla, dándose cuenta más tarde de que había muerto. Mentira.
Lo más sorprendente del caso, si cabe, es que su valedor de oficio va a pedir para él una pena de 16 días de trabajos en beneficio de la comunidad por conducir sin carné, amén de otra claro está de ocho años de cárcel, dos por un delito de detención ilegal y seis por homicidio. Por contra las acusaciones particulares solicitan hasta 50 años de cárcel.
EL RELATO DE LOS HECHOS
El relato de la defensa no difiere por otra parte en demasía con la versión que se dio la fecha de autos. El referido día, un lunes para más señas y a primeras horas de la mañana, Abarca, de 1,50 metros de estatura y de 32 años de edad, que estaba cumpliendo una pena de diez años de prisión por varios hechos delictivos por hurto y agresión sexual, y que en estos momentos se encontraba en un centro de reinserción, se introdujo en un garaje de la palmesana calle Jerónimo Pou.
Estaba de permiso y en esa misma jornada debía regresar. Su intención era robar un coche con el que trasladarse al poblado gitano de Son Banya para comprar droga. Quiso el destino que en ese momento se topara con la mujer, que conducía el coche de su novio. La atacó a traición por la espalda golpeándola salvajemente.
COCAÍNA Y HEROÍNA
Tras atarla, amordazarla con unos trapos y meterla en el maletero, marchó al ‘súper de la droga’ donde compró unos gramos de heroína y cocaína. Después, sorprendentemente y a decir de varios testigos, se dedicó a deambular con el coche por las inmediaciones de la palmesana Plaza de San Antonio. Según estos testimonios la joven estaba en el asiento de atrás, donde se la vio intentar desasirse de sus ataduras. Nadie dijo nada ni lo denunció .El maldito enano decidió marchar entonces rumbo a Muro, donde en el camino de s’Amarador prendió fuego al coche con Ana en su interior. Antes había comprado en una gasolinera de la misma localidad una garrafa de cinco litros de gasolina.
Su detención se produjo una semana después en el barranco de C’an Frontera en las proximidades de la depuradora de la localidad de Selva. Más de cien agentes habían participado en su búsqueda, tras descubrirse el cuerpo carbonizado de la infortunada.
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