En el bar Pósito de Moaña, en Galicia, la chica intentaba alcanzar una taza de una estantería, pero se le resbaló. Para evitar que se rompiera contra el suelo, la cazó de tacón, de espaldas y la metió intacta en el fregadero. Un prodigio. Se desconoce si la camarera ha hecho pintos en el fútbol, pero debería intentarlo. Condiciones naturales y reflejos, tiene.
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