Por Carlos de Bustamante
(Zona de juegos en playa de Valdobar, Peñafiel)
Me ha parecido muy interesante este reciente artículo de P. Mansilla en El Día de Valladolid, pues a pesar de ser vallisoletano no conocía todas estas playas que menciona. Ya no estoy para trotes playeras, tan cerca de los 90, pero mis nietos sí, así que vamos a recogerlo. Le he oído decir a mi compañero foramontano José Maróa Arévalo que el mejor clima para veranear lo tiene Castilla y León, pues no se pasa tanto calor como en el Sur y el Este, lo que nos faltan son playas. Pues a ver si podemos fomentar estas de nuestra provincia creando urbanizaciones veraniegas.
Pero ojo, ya nos advierte el artículo que ninguna de las zonas que describe cuenta con la calificación por parte de la Junta de Castilla y León de ‘zona apta para el baño’. De echo, en verano de 2025, la provincia no cuenta con ninguna bandera azul que autorice el baño a orillas de los innumerables ríos que atraviesan sus localidades. Por este motivo, desde las autoridades de estos municipios con zonas de baño se informa de que los visitantes asumen su responsabilidad al meterse en las aguas, ya que estas no cuentan con servicio de seguridad o salvamento. Veamos el artículo.
“Un chapuzón sin salir de la provincia” titulaba El Día de Valladolid. “Ríos, embalses y playas fluviales -explicaba ya en el texto-. Así son las zonas de baño naturales de la provincia de Valladolid. Pequeños oasis donde acudir a refrescarse, combinando la calma del campo con el frescor del agua.
El puente de la Asunción trae de la mano un cese total de actividad en ciudades y pueblos del todo el territorio nacional. Al calor de la infinidad de fiestas patronales que se celebran a lo ancho y largo de la geografía española, muchos son los vallisoletanos que buscan un lugar donde ponerse a remojo, alejados del bullicio que provocan los eventos festivos. La provincia de Valladolid cuenta con hasta siete zonas de baño done poder ir a darse un refrescor en medio de un fin de semana festivo, bajo una ola de calor que llevará a los termómetros de la provincia a rozar los 40 grados.
Ríos, embalses y playas fluviales. Así son las zonas de baño naturales de la provincia. Pequeños oasis donde vecinos y visitantes pueden acudir a refrescarse sin salir de tierra adentro, y que combinan la calma del campo con el frescor del agua. Arrancamos el sendero a 66 kilómetros de Valladolid. La localidad de Rábano cuenta con un una de las playas fluviales más antiguas de la provincia. El cauce del rio Duratón, a su paso por esta localidad, ha creado una suerte de microclima, en el que los visitantes pueden darse un chapuzón y que, además, cuenta con un chiringuito, reformado en 2025, y amplias zonas infantiles en las que poder disfrutar de un día refrescante.
Siguiendo la ruta, encontramos el embalse de La Encina, en Encinas de Esgueva. A 62 kilómetros de la capital, esta piscina natural ofrece a los visitantes la posibilidad de darse un chapuzón, y poder disfrutar de un almuerzo bajo la sombra de los arboles, lo que convierte a este lugar en un refugio perfecto para alejarse del calor.
La siguiente parada está en Peñafiel. A 55 kilómetros de Valladolid y a orillas del río Duratón se encuentra la playa fluvial de Valdobar. Un complejo que cuenta con instalaciones infantiles, y que permite a los visitantes refrescarse tras una jornada de visitas a su castillo, su plaza y sus bodegas.
Clara es vecina de Peñafiel. Lleva «toda la vida visitando Valdobar». «Está mucho mejor la zona del río que la piscina municipal, donde va a parar», sentencia Clara, quien no da importancia a la ausencia de seguridad en el entorno. «Todo el mundo que se baña aquí sabe donde cubre el río y donde no, y tenemos que ser responsables cada uno de lo que hacemos».
El siguiente alto en el camino lo encontramos en la localidad de Quintanilla de Arriba. En la ribera del Duero, a 50 kilómetros de la capital, se encuentra una de las playas fluviales con mayor afluencia en los últimos tiempos, la playa de La Barca. Preparada para refrescarse, la zona cuenta con duchas y agua potable. Como es habitual, comer tampoco es un problema en este enclave, ya que la zona dispone de un merendero instalado a orillas del rio Duero, al que unicamente se puede acceder a pie o en bicicleta.
Y ya que hablamos de playas, podemos hablar de islas. Por que si, Valladolid tiene una isla. También en la ribera del Duero, a 43 kilómetros de la capital, en la localidad de Valbuena de Duero. Aquí, los visitantes pueden encontrarse con un paisaje isleño que, según su alcaldesa, Eleazar Moro, sirvió en el pasado para que los vecinos de la localidad «aprendieran a nadar en el río». Este paraje cuenta con zona de baño y parques infantiles. Thalia, vecina de Valbuena, pone en valor las condiciones de la isla frente a las piscinas municipales. «Aquí hay mucha tranquilidad, y puedo traer al perro», señala esta ribereña, que no echa de menos la no presencia de socorristas, «nunca hemos tenido problemas, ni en el baño, ni en cuanto a la seguridad. Aquí podemos dejar las cosas tranquilamente sin miedo a que nos roben».
Por su parte, Andrés, vecino también de la localidad ribereña, destaca la tranquilidad del entorno del río a su paso por Valbuena. «Tengo mas intimidad aquí, está mas tranquila la zona, y puedo disfrutar de un baño sin los ruidos de las piscinas municipales».
Continúa el sendero hacia un lugar más apartado, aunque a menos distancia de la capital que las mencionadas anteriormente. En Hornillos de Eresma se encuentra la playa fluvial del Vao. 40 kilómetros separan a los vallisoletanos de un paraje en el que, a orillas del rio Eresma, los visitantes pueden disfrutar de una experiencia, en la que la presencia de arena fina invita a sentirse como si estuvieran a orillas del mediterráneo. Cuenta con zona de merendero y amplias zonas de sombra.
Ya de vuelta a la capital, la playa de las Moreras sigue siendo la opción para aquellos vallisoletanos que no abandonan el entorno urbano, pero que, sin embargo, quieren disfrutar de un ambiente ‘playero’. Esta playa fluvial data de los años 50, y está equipada con duchas, zonas deportivas y aparcamiento a orillas del rio Pisuerga.
Hay que destacar que ninguna de las zonas anteriormente descritas cuentan con la calificación por parte de la Junta de Castilla y León de ‘zona apta para el baño’. De echo, en verano de 2025, la provincia no cuenta con ninguna bandera azul que autorice el baño a orillas de los innumerables ríos que atraviesan sus localidades. Por este motivo, desde las autoridades de estos municipios con zonas de baño se informa de que los visitantes asumen su responsabilidad al meterse en las aguas, ya que estas no cuentan con servicio de seguridad o salvamento.
Alberto Retuerto es el presidente de la federación de salvamento y socorrismo de Valladolid. Desde la Federación reclaman que no haya presencia de equipos de vigilancia en estas zonas. «Entendemos que muchos ayuntamientos no pueden asumir el coste de tener a personal de salvamento», señala Retuerto, quien además apunta a que «tendría que ser la Junta quien dispusiera de un presupuesto anual para socorrismo».
«Las zonas de baño son focos que pueden atraer mucho turismo, y consideramos que sería una buena iniciativa disponer de recursos que eviten problemas mayores».
Retuerto insiste en que estas zonas deberían incluir, «al menos, recomendaciones y consejos sobre cómo actuar en caso de ahogamiento». «Sería recomendable disponer de llamamientos para la prudencia entre los bañistas», sentencian desde la Federación. Prudencia que se antoja necesaria para disfrutar de las orillas con historia en la provincia de Valladolid.
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