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El miedo y el calor abrasador se han apoderado de la provincia de Cádiz, donde el viento de levante suele ser protagonista de aventuras y anécdotas. El 5 de agosto de 2025 pasará a la historia como el día en que un incendio forestal trastocó la tranquilidad de Tarifa.
Todo comenzó alrededor de las 15:00 horas, cuando las llamas surgieron de una caravana en el camping Torre de la Peña, junto a la carretera N-340.
Lo que parecía un incidente menor se convirtió, en cuestión de minutos, en una emergencia de dimensiones extraordinarias: el viento, con rachas de hasta 40 km/h, avivó el fuego y lo lanzó a toda velocidad hacia las zonas más turísticas de la costa gaditana.
En cuestión de horas, la playa de Valdevaqueros, icono del turismo veraniego y del kitesurf internacional, se vio envuelta en una densa columna de humo visible a kilómetros.
Las imágenes, que no tardaron en inundar redes sociales y medios, mostraban un paisaje apocalíptico: turistas corriendo con mochilas y maletas, largas caravanas de coches atrapados en el caos y una marea de bomberos y efectivos de emergencias desplegados a contrarreloj para frenar el avance de las llamas.
Evacuaciones masivas: campings, hoteles y chiringuitos
El fuego, originado en una caravana, obligó a activar el Plan de Emergencia por Incendios Forestales de Andalucía (Plan Infoca) en su fase operativa 1. Desde ese momento, las autoridades coordinaron uno de los mayores dispositivos de evacuación vividos en la zona: más de 5.000 vehículos tuvieron que abandonar la costa, junto a cientos de turistas y residentes desalojados de hoteles como Punta Sur, La Torre, Tres Mares, Copacabana y Dulce Nombre. Los emblemáticos chiringuitos El Tumbao y Tangana, lugares de peregrinaje para los amantes del verano, también cerraron sus puertas y evacuaron a todo el personal y clientela.
El camping Torre de la Peña fue desalojado al completo, así como las urbanizaciones Valdevaqueros, Casas de Porro y Casas de San Mateo. Las autoridades, en una operación relámpago, lograron evitar daños personales graves, aunque algunos complejos turísticos como el hotel Wawa y el camping Valdevaqueros sufrieron daños materiales, incluyendo la quema de varias caravanas.
El tráfico, otro infierno paralelo
Con la carretera N-340 cortada entre los kilómetros 71 y 80 en ambos sentidos, el tráfico en Tarifa se volvió un verdadero quebradero de cabeza. Se habilitaron desvíos por carreteras secundarias, pero la imagen de miles de coches intentando escapar del humo y las llamas fue uno de los símbolos del día. Las autoridades insistieron en que se evitaran desplazamientos innecesarios y pidieron la máxima colaboración ciudadana para no entorpecer la labor de los equipos de emergencia.
El viento, el gran enemigo de los bomberos
Si algo caracteriza a Tarifa es el viento de levante, capaz de convertir un simple incendio en una auténtica pesadilla para los equipos de extinción. En esta ocasión, las rachas de hasta 40 km/h aceleraron la propagación del fuego y complicaron enormemente las tareas de control. El Plan Infoca movilizó un impresionante despliegue de medios: tres helicópteros pesados, cuatro semipesados, cuatro aviones de carga en tierra, dos aviones anfibios ligeros y dos pesados, además de cinco grupos de bomberos forestales, brigadas de refuerzo, técnicos y unidades médicas especializadas en incendios.
El centro de mando se instaló cerca de Punta Paloma, y las labores se concentraron especialmente en la zona sur del incendio, la más cercana a hoteles, viviendas y la propia carretera N-340. A pesar de la magnitud del dispositivo y la coordinación “absoluta” entre Junta, Estado y Ayuntamiento, el viento no daba tregua y obligaba a una vigilancia extrema durante toda la tarde y la noche.
Impacto ambiental y preocupación ciudadana
El incendio no solo puso en jaque a los turistas y a la economía local en plena temporada alta, sino que también generó alarma entre los expertos en medio ambiente. La proximidad al Parque Natural del Estrecho y la riqueza ecológica de la zona hacen temer por el impacto sobre flora y fauna, especialmente en un verano marcado por la sequía y el aumento de temperaturas medias. El agente de Medio Ambiente desplazado al lugar señaló la necesidad de evaluar los daños a largo plazo, tanto en pastizales como en zonas de monte bajo.
Coordinación y solidaridad: claves para evitar una tragedia mayor
Las autoridades, encabezadas por el consejero de Presidencia, Antonio Sanz, agradecieron la colaboración ciudadana y destacaron la rapidez con la que se evacuó a la población. La “disciplina operativa” y la coordinación entre Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil, Bomberos y el personal sanitario del 061 resultaron esenciales para que el fuego no causara víctimas. Se instaló un Puesto Sanitario avanzado y todos los efectivos trabajaron “codo con codo”, en palabras de Sanz, para evitar el desastre humano que podría haber supuesto un incendio así en una zona tan concurrida.
Datos y cifras para entender la magnitud del incendio
- Hora de inicio: 15:00 horas del 5 de agosto
- Lugar de origen: Caravana en el camping Torre de la Peña
- Evacuados: Miles de personas, más de 5.000 vehículos
- Establecimientos afectados: Hoteles, campings, chiringuitos y urbanizaciones
- Medios movilizados: 17 medios aéreos, decenas de equipos terrestres
- Carreteras cortadas: N-340 (km 71-80)
- Impacto visible: Columna de humo observable desde kilómetros y fuerte olor a quemado en municipios cercanos
Anécdotas y curiosidades: el lado humano de una emergencia
- El chiringuito El Tumbao, famoso por sus mojitos y atardeceres, tuvo que improvisar una evacuación exprés: los camareros, entre bromas y nervios, ayudaron a los clientes a cargar sombrillas y hamacas en tiempo récord.
- Algunos turistas que huían del fuego en bañador no dudaron en hacer “autoestop” para llegar a zonas seguras, protagonizando estampas propias de una comedia veraniega.
- Las imágenes de kitesurfistas recogiendo sus tablas bajo una lluvia de cenizas se viralizaron en redes, recordando que en Tarifa la naturaleza siempre tiene la última palabra.
- En pleno caos, se compartió una foto de un bombero rescatando a un cachorro despistado entre las caravanas, que acabó convertido en la “mascota” improvisada de los equipos de emergencia.
- Un grupo de científicos de la Universidad de Cádiz, que estudiaban la migración de aves en el Estrecho, se vio sorprendido por el humo y aprovechó para tomar datos sobre el comportamiento de las especies ante incendios repentinos.
La jornada, aunque marcada por la tensión y el miedo, también dejó historias de solidaridad, humor y una lección: la naturaleza, cuando se desboca, no entiende de vacaciones ni de agendas turísticas.
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