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ECOLOGÍA EN ACCIÓN

El regreso del lobo a Yellowstone: cuando el depredador tope hace “crecer” bosques

La reintroducción del lobo gris en Yellowstone ha desatado una cascada trófica: vuelven los grandes álamos y el paisaje se recompone tras décadas de sobrepastoreo

Periodista Digital 12 Ago 2025 - 21:22 CET
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Dos décadas después de su retorno, los lobos de Yellowstone han reescrito el guion del parque: donde antes la vegetación no levantaba cabeza, ahora asoman álamos altos por primera vez en 80 años.

Las imágenes de ribazos pelados han dado paso a orlas verdes y cursos fluviales más estables, un recordatorio de que los depredadores tope no solo cazan: también diseñan paisajes.

A día de hoy, 12 de agosto de 2025, el consenso que reflejan informes y crónicas recientes es claro: la reintroducción del lobo gris (Canis lupus) en 1995 activó una “cascada trófica” que redujo la presión de alces sobre los brotes y permitió que los álamos temblones alcanzaran por fin el dosel, algo inédito desde mediados del siglo XX.

No es magia, es ecología aplicada: menos herbivoría, más regeneración y mejor estructura del hábitat ribereño.

Qué cambió cuando volvieron los lobos

La narrativa de Yellowstone también incluye matices. El renacer de la vegetación no depende de una sola especie: el aumento de bisontes plantea nuevos retos, porque su concentración local puede presionar la regeneración de álamos en áreas puntuales, lo que exige gestión adaptativa y monitoreo continuo. Aun así, el patrón general de mejora del hábitat tras el retorno del lobo mantiene su fuerza explicativa en las zonas donde el alce fue el principal agente de sobrepastoreo.

Un antes y un después: 1926–1995–2025

Inteligencia del lobo: cerebro para coordinar al ecosistema

Hablar de la “enorme inteligencia del lobo” no es retórica. Su éxito ecológico descansa en habilidades sociales y cognitivas notables:

Ese “cerebro colectivo” tiene efectos que trascienden la caza: al reordenar el comportamiento de los herbívoros, los lobos permiten que los bosques ribereños crezcan, que los castores encuentren materia prima y que los ríos recuperen su arquitectura natural.

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