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Siempre nos hemos preguntado si los peces duermen mientras los observamos flotar aparentemente sin rumbo en nuestros acuarios. ¿Están realmente descansando o simplemente nadando más despacio? La imagen de un pez roncando con un gorrito de dormir puede parecer cómica, pero la realidad científica sobre el sueño de estos animales acuáticos resulta fascinante y mucho más compleja de lo que imaginamos.
Contrario a lo que muchos piensan, los peces no pueden cerrar los ojos para echarse una siestecita. ¡Ni siquiera tienen párpados! Sin embargo, esto no significa que no descansen. De hecho, la ciencia ha confirmado que la mayoría de las especies de peces experimentan periodos de reposo que cumplen con los criterios básicos de lo que consideramos «sueño», aunque con características muy diferentes a las de los mamíferos terrestres.
El sueño bajo el agua: una realidad científica
La investigación sobre el sueño en peces ha ganado impulso en las últimas décadas, aunque históricamente fue un campo descuidado. Los científicos han enfrentado dificultades para distinguir el verdadero sueño del simple comportamiento de descanso en estas especies, complicado por los desafíos de aplicar tecnologías desarrolladas para animales terrestres a especies acuáticas.
Los peces efectivamente duermen, según los criterios establecidos para el sueño conductual. Sin embargo, como los peces constituyen un grupo extremadamente diverso con más de 30.000 especies descritas, los comportamientos y características del sueño varían significativamente entre ellas. Durante mucho tiempo, los investigadores pasaron por alto el comportamiento del sueño en peces y otros taxones ectotérmicos, ya que la definición tradicional del sueño incluía actividad cortical de ondas lentas y movimiento ocular rápido (REM). No obstante, los peces carecen de neocorteza y sus ojos evolucionaron de manera diferente, por lo que no pueden exhibir REM.
Cuando un pez «duerme», no se acuesta ni cierra los ojos como lo haríamos nosotros. En su lugar, reduce notablemente su actividad y metabolismo, manteniendo un estado de alerta mínimo que les permite reaccionar rápidamente ante posibles amenazas. Este comportamiento varía según la especie: algunos flotan inmóviles, otros buscan refugio en grietas o madrigueras, y algunos incluso se entierran en la arena.
Patrones de sueño según las especies
Los patrones de sueño varían enormemente entre las diferentes especies de peces, reflejando adaptaciones a sus nichos ecológicos específicos y estrategias de supervivencia desarrolladas durante casi medio billón de años.
Algunos peces, como el pez cebra, la tilapia, la tenca, el bagre marrón y el tiburón hinchado, se vuelven inmóviles y no responden durante la noche (o durante el día, en el caso del tiburón hinchado). El caso del pez español y la doncella de cabeza azul es aún más sorprendente: pueden ser levantados a mano hasta la superficie sin mostrar ninguna respuesta.
Los peces pelágicos, como el pez azul, la caballa atlántica, el atún, el bonito y algunos tiburones, nadan continuamente y no muestran signos de sueño, ni conductuales ni de otro tipo. Se ha argumentado que una función del sueño es permitir que el cerebro consolide en la memoria lo que ha aprendido durante el período normal de actividad del animal. El cerebro podría no ser capaz de hacer esto mientras sigue siendo asaltado por nuevos estímulos y nueva información para procesar. Por lo tanto, el papel del sueño sería cerrar periódicamente la entrada sensorial para permitir que el cerebro forme recuerdos. Las especies pelágicas nadan en un entorno de aguas abiertas donde los estímulos novedosos son poco comunes. En tales especies, la entrada sensorial es tan baja que la formación de memoria podría tener lugar incluso si el pez sigue moviéndose (una actividad repetitiva) y no se duerme en el sentido tradicional de la palabra.
Investigaciones recientes sobre el sueño de los peces
En las últimas dos décadas, la tecnología de escaneo ha permitido a los científicos identificar el comportamiento del sueño de los peces a través de la actividad cerebral. El pez cebra (Danio rerio) ha sido el sujeto preferido para estudios sobre el sueño debido a que son translúcidos en su estado larvario, lo que facilita el escaneo. En este estado, solo tienen 100.000 neuronas, lo que hace que el mapeo neuronal sea mucho más sencillo que con otras especies (en comparación, el cerebro humano tiene aproximadamente 86 mil millones de neuronas).
Utilizando peces cebra, los científicos han podido comprender mejor los estados de sueño de los peces. En un estudio de 2019 publicado en Nature, los científicos analizaron registros neuronales y descubrieron que los peces cebra tienen dos estados de sueño distintos. Describieron estos estados como «sueño de ráfagas lentas» y «sueño de ondas propagantes».
Según este estudio, los peces cebra pueden tener dos etapas similares a las experimentadas por los humanos: ondas lentas y movimiento ocular rápido (REM). Los investigadores registraron la actividad cerebral y observaron la frecuencia cardíaca, el movimiento ocular y el tono muscular de los peces dormidos. Aunque los peces no movían sus ojos durante el sueño REM (ni los cerraban, ya que carecen de párpados), los investigadores afirman que tanto las firmas cerebrales como musculares son similares a las de los humanos dormidos.
También se observaron otras similitudes: los peces permanecían inmóviles, tenían músculos relajados y un ritmo cardiorrespiratorio reducido, además de no reaccionar cuando se les acercaba.
El besugo y sus hábitos de descanso
El besugo (Pagellus bogaraveo), un pez muy apreciado en la gastronomía española, también presenta comportamientos de descanso interesantes. Como muchos peces de arrecife, los besugos suelen buscar refugio durante la noche en grietas o zonas protegidas donde pueden reducir su actividad sin quedar completamente expuestos a depredadores.
Durante estos periodos de descanso, el besugo mantiene una posición relativamente estática, con movimientos mínimos de las aletas para mantener su posición en el agua. Su coloración puede volverse más pálida durante estos momentos, una adaptación que ayuda a camuflarse mientras está en estado vulnerable.
A diferencia de algunas especies que pueden permanecer completamente inmóviles, el besugo mantiene cierto nivel de alerta incluso durante sus periodos de descanso, una característica común en peces que habitan en entornos con presencia de depredadores.
El sueño-natación: un fenómeno fascinante
Uno de los comportamientos más curiosos relacionados con el sueño de los peces es el llamado «sueño-natación». Los peces damisela diurnos normalmente duermen inmóviles en grietas dentro de los arrecifes de coral durante la noche, pero tres especies (el cromis verde, el dascyllus marginado y el dascyllus de cola blanca) pasan la noche entre las ramas de coral donde baten sus aletas a una velocidad aproximadamente dos veces mayor que la natación normal diurna.
Esto crea corrientes de agua que mantienen la zona interior del coral (y por tanto a los propios peces) bien oxigenada, a niveles aproximadamente cuatro veces más altos que en ausencia de los peces. Aunque los peces están activos (principalmente de manera repetitiva), no responden a la luz ni a la presencia de depredadores potenciales. Los investigadores que documentaron este comportamiento lo denominaron «sueño-natación».
Ausencia de sueño en algunas especies
Algunas poblaciones de tetra mexicano viven en cuevas permanentemente oscuras. Provienen de poblaciones de superficie que aún existen. Los peces de superficie exhiben 3-6 horas de inactividad continua cada día, interpretada como sueño, pero los habitantes de las cuevas muestran actividad continua, lo que sugiere que el sueño se ha perdido durante la evolución en estas poblaciones que viven en un entorno desprovisto de señales temporales diarias.
Muchos peces pelágicos, como ya mencionamos anteriormente, nadan continuamente sin mostrar signos de sueño. Esto podría estar relacionado con su necesidad de mantener un flujo constante de agua a través de sus branquias para respirar, un proceso conocido como «ventilación por embestida».
Factores que afectan el sueño de los peces
El sueño en los peces puede verse afectado por diversos factores ambientales. La temperatura del agua, los niveles de oxígeno, la presencia de depredadores y los ciclos de luz son algunos de los elementos que pueden alterar los patrones de descanso de estos animales acuáticos.
Los peces están continuamente expuestos a condiciones bióticas y abióticas cambiantes, pero sabemos muy poco sobre cómo esto afecta al sueño, una de las dimensiones más fundamentales y aparentemente ubicuas de su biología.
El riesgo de depredación puede alterar los patrones de sueño, como se ha demostrado en especies de mamíferos, aves y reptiles. Otros factores ambientales, como la temperatura del agua y la disponibilidad de oxígeno, tienen el potencial de alterar los patrones de sueño en los peces de manera diferente que en los endotermos terrestres.
Comprender las influencias ecológicas sobre el sueño en los peces es vital, ya que la privación del sueño tiene el potencial de afectar el comportamiento de vigilia y la aptitud debido a deficiencias cognitivas y fisiológicas, posiblemente afectando fenómenos ecológicos y la sensibilidad a los factores estresantes ambientales de maneras que no se han considerado.
Implicaciones para la comprensión del sueño animal
El estudio del sueño en los peces no solo nos ayuda a entender mejor a estos fascinantes animales acuáticos, sino que también arroja luz sobre la evolución del sueño en general. Si especies tan diversas y antiguas como los peces muestran comportamientos de sueño, esto sugiere que el sueño es una función biológica fundamental que ha evolucionado temprano en la historia de los vertebrados.
La investigación sobre el sueño animal se extiende más allá de los peces. Desde que Jane Goodall observó de cerca el comportamiento de los chimpancés en la década de 1960, el estudio del sueño de estos animales ha ocupado gran parte de la literatura científica. Uno de los estudios más destacados lo llevó a cabo la primatóloga Kimberly Mukobi, de la Universidad Central de Washington, en 1995. Descubrieron algo insólito: el drama que caracteriza el día a día de estos animales no desaparece cuando están dormidos. Al contrario, las luchas de poder seguían cuando se ponía el sol.
La literatura científica ha intentado responder a la pregunta de si los animales sueñan, y muchos investigadores han demostrado a partir de ensayos en laboratorio que existe una gran variedad de especies capaces que, como mínimo, presentan experiencias oníricas, lo que indica que, aunque sea desde un punto de vista estadístico, lo más probable es que estén desarrollando algún comportamiento análogo a esa experiencia onírica.
Curiosidades sobre el sueño de los peces
- El pez loro tiene uno de los comportamientos de sueño más fascinantes: cada noche secreta un capullo de mucosidad que lo envuelve por completo, protegiéndolo de parásitos y depredadores mientras descansa.
- Algunos tiburones exhiben lo que se conoce como «sueño unihemisférico de ondas lentas», donde solo la mitad de su cerebro duerme a la vez, permitiéndoles seguir nadando y mantenerse alerta.
- El pez globo busca un lugar seguro para descansar durante la noche y se infla parcialmente como mecanismo de defensa mientras duerme.
- Los peces cíclidos a menudo duermen en posiciones extrañas, algunos incluso «de lado» en el sustrato, lo que puede alarmar a los dueños de acuarios que piensan que están enfermos o muertos.
- Los peces de arrecife a menudo cambian de color durante el sueño, volviéndose más pálidos o adoptando patrones diferentes a los que muestran durante el día.
- El sueño de los peces puede ser interrumpido por cambios en la presión barométrica, lo que explica por qué a veces se vuelven más activos justo antes de una tormenta.
- Algunos peces de aguas profundas nunca experimentan un ciclo regular de luz/oscuridad y han desarrollado patrones de sueño completamente independientes de los ciclos día/noche.
El mundo submarino sigue revelando sus secretos, y el sueño de los peces es solo uno de los muchos misterios que los científicos continúan desentrañando. Lejos de ser criaturas simples que nadan sin descanso, los peces han desarrollado complejas estrategias de descanso adaptadas a sus entornos y necesidades específicas. La próxima vez que observes a un pez aparentemente inmóvil en un acuario o flotando tranquilamente en un arrecife, recuerda: probablemente esté disfrutando de un merecido descanso, aunque sus ojos permanezcan abiertos y vigilantes.
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