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GIGANTES PREHISTÓRICOS QUE DOMINARON SUDAMÉRICA

Devoradora de cocodrilos y tan larga como un autobús: así era la monstruosa serpiente ‘Titanoboa’

Hace 60 millones de años, la Titanoboa reinaba en las selvas sudamericanas como el depredador más colosal y misterioso de la historia

Periodista Digital 31 May 2025 - 07:50 CET
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Imagínese pasear por una selva tropical y, de repente, toparse con una serpiente tan larga como un autobús, capaz de devorar de un bocado cocodrilos enteros.

No es la escena de una película de terror, sino un retrato fiel del mundo hace 60 millones de años, en el periodo Paleoceno.

Allí reinaba la Titanoboa cerrejonensis, el reptil que ha fascinado a paleontólogos y apasionados de los animales gigantes.

A diferencia de sus primas modernas —la anaconda verde o la pitón reticulada—, la Titanoboa no solo superaba todos los récords de tamaño, sino que era un auténtico superdepredador.

Se estima que medía entre 12 y 15 metros y pesaba más de una tonelada, lo que la convierte en la serpiente más grande jamás conocida por la ciencia moderna.

Si hoy nos impresiona una anaconda de 6 metros, imagínense a este coloso deslizándose por las aguas cálidas de lo que hoy es Colombia.

El hallazgo que revolucionó la paleontología

La historia del descubrimiento de Titanoboa tiene tintes de aventura. En 2009, un equipo de científicos encabezado por Jonathan Bloch y Jason Head investigaba restos fósiles en la mina de carbón del Cerrejón. Esperaban encontrar antiguos cocodrilos o tortugas, pero lo que apareció ante sus ojos fue algo mucho más extraordinario: vértebras gigantescas que no encajaban con ningún animal conocido. Al principio, pensaron que se trataba de huesos de cocodrilo, hasta que reconocieron su verdadera naturaleza: pertenecían a una serpiente monstruosa.

Este descubrimiento no solo añadió un nuevo capítulo a la historia evolutiva de los reptiles, sino que proporcionó pistas clave sobre el clima y los ecosistemas tras la extinción de los dinosaurios. El Cerrejón resultó ser un auténtico baúl del tesoro paleontológico.

Vida y costumbres de una devoradora profesional

La Titanoboa era una constrictora formidable. Su estrategia era similar a la de las boas actuales: envolvía a sus presas —normalmente cocodrilos primitivos y grandes peces— hasta asfixiarlas antes de engullirlas enteras. Imaginen el abrazo mortal de un animal con el grosor de un barril industrial.

El secreto detrás del gigantismo de esta especie radica en el clima del Paleoceno. Las temperaturas eran notablemente más elevadas que las actuales, lo que favorecía el crecimiento extremo en reptiles ectotermos como las serpientes. Además, los bosques tropicales estaban repletos de presas generosas en tamaño —cocodrilos y tortugas gigantes incluidos—, lo que permitía a depredadores como Titanoboa alcanzar dimensiones sin precedentes.

Tabla comparativa: Titanoboa frente a serpientes actuales

Especie Longitud máxima estimada Peso máximo estimado
Titanoboa 12-15 metros >1 tonelada
Anaconda verde Hasta 7-9 metros 250 kg
Pitón reticulada Hasta 9 metros ~150 kg

Curiosidades científicas para dejar boquiabierto a cualquiera

El legado inesperado: ¿qué nos enseña Titanoboa?

La existencia misma de Titanoboa es una llamada a la humildad para nuestra especie. Estos gigantes nos recuerdan lo cambiante e imprevisible que ha sido la vida sobre la Tierra. Hace apenas unos millones de años (a escala geológica), era posible encontrar animales tan imponentes como cualquier dragón mitológico.

Hoy día, sus restos no solo alimentan nuestra imaginación; también ayudan a entender cómo influyen el clima y el ambiente en el desarrollo evolutivo. Los paleontólogos utilizan Titanoboa como indicador clave para reconstruir antiguos climas tropicales e inferir cómo podrían evolucionar los ecosistemas si las temperaturas aumentan drásticamente.

Y hablando de anécdotas: ¿sabías que algunos científicos bromean diciendo que sería imposible meter una Titanoboa entera en una sala universitaria sin tener problemas con el seguro? O que hay quien afirma —con mucha sorna— que si existieran hoy día serían “el terror” no solo para cocodrilos… sino también para inspectores sanitarios preocupados por plagas gigantes.

En suma, la historia real supera cualquier ficción: hubo un tiempo en que las selvas sudamericanas estaban dominadas por una serpiente tan larga como un autobús urbano y tan potente como para estrujar cocodrilos sin despeinarse (si es que tuviera pelo). Así era Titanoboa: reina absoluta del Paleoceno y fuente inagotable de asombro científico.

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