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RAPACES NOCTURNAS Y SU IMPACTO EN EL ECOSISTEMA

Así se merienda esta pitón de alfombra a una lechuza

Las lechuzas, lejos de la superstición, son esenciales para el equilibrio natural y luchan contra amenazas reales: aliada de los campos y víctima de leyendas

Fernando Veloz 19 Ago 2025 - 06:29 CET
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En el silencio de la noche, mientras algunos miran de reojo ante un chillido agudo pensando en historias de brujas, la lechuza común despliega sus alas y se convierte en la auténtica heroína de los campos.

Su vuelo, tan silencioso que ni el ratón más avispado la percibe, es digno de película de suspense.

Pero, más allá de supersticiones, este animal esconde secretos que sorprenden incluso a los más escépticos.

Con ese rostro en forma de corazón y unos ojos que parecen ver más allá de la oscuridad, la lechuza ha alimentado fábulas y malentendidos durante siglos.

¿Cuántos han temido cruzarse con su sombra creyendo que atrae la mala suerte? La realidad es que, si hay alguien que debería preocuparse al verla, no somos nosotros, sino los roedores del campo.

A día de hoy, 19 de agosto de 2025, la lechuza común (Tyto alba) sigue siendo una de las rapaces nocturnas más reconocibles de la Península Ibérica y de buena parte del mundo. Su silueta, con una envergadura de casi un metro y ese plumaje blanco en el vientre, la hace inconfundible en los cruces de caminos y graneros. Su dieta está compuesta principalmente por micromamíferos como ratones, topillos y musarañas, aunque también puede capturar pequeños pájaros, reptiles e incluso insectos.

En términos ecológicos, su labor es impagable: una pareja de lechuzas puede eliminar entre 2.000 y 6.000 roedores al año. Esta voracidad convierte a la lechuza en una aliada esencial para los agricultores, ya que reduce la necesidad de pesticidas y raticidas. Algunos proyectos internacionales, como los que se desarrollan en Grecia, Israel o España, han promovido la instalación de cajas-nido para favorecer su reproducción y reforzar su presencia en el campo, demostrando que la cooperación entre países puede salvar especies y, de paso, proteger cosechas.

¿En peligro de extinción? Situación actual de la lechuza

Aunque no se encuentra al borde de la extinción, la lechuza común sí enfrenta serias amenazas. Las técnicas modernas de construcción, que eliminan huecos y grietas donde solían anidar, junto con el uso indiscriminado de pesticidas y raticidas, han provocado un descenso en sus poblaciones. Además, las sequías prolongadas y la intensificación agrícola reducen la disponibilidad de presas, agravando su situación.

En España, la especie está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y en la Lista Roja de las Aves de España bajo la categoría de “Casi Amenazada”. No obstante, no figura en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. Las acciones de conservación, como el seguimiento científico, el anillamiento y la instalación de cajas-nido, resultan cruciales para evitar que su situación empeore. En otras regiones, como América Latina, se han lanzado campañas para proteger a la llamada “lechuza de campanario”, alertando sobre el peligro que suponen los mitos y la persecución humana.

¿Son peligrosas para los humanos? Mitos, realidades y convivencia

Pese a los cuentos y supersticiones que las rodean, las lechuzas no representan ningún peligro para los humanos. Su dieta está centrada en pequeños animales, y rara vez se acercan a las personas si no es por accidente o necesidad. Los ataques a humanos son prácticamente inexistentes y suelen estar relacionados con la defensa del nido, algo común en muchas aves.

En realidad, la mayor amenaza es la que sufren ellas: la persecución injustificada por falsas creencias, especialmente en entornos rurales donde aún se las asocia con la mala suerte o la brujería. Este estigma, alimentado por relatos populares y películas, ha llevado en ocasiones a su caza o destrucción de nidos, contribuyendo a su declive.

Conservación y acciones ciudadanas

Varias organizaciones y asociaciones científicas han puesto en marcha campañas para desmontar los mitos y promover la protección de la lechuza. El seguimiento poblacional, el estudio de su dieta y la exposición a contaminantes son algunas de las medidas aplicadas en España y otros países. La implicación de la ciudadanía es clave: informar sobre la presencia de nidos y colaborar con proyectos de conservación puede marcar la diferencia.

Las leyes, tanto nacionales como internacionales, también ofrecen un marco de protección. En Puerto Rico, por ejemplo, la lechuza está amparada por la Ley de Protección de Aves Migratorias y la Ley de Vida Silvestre, lo que garantiza su resguardo ante amenazas directas.

Razones para admirarla y curiosidades

Cuando el próximo ulular resuene en la noche, más que miedo, quizás convenga sentir gratitud: pocas criaturas tan discretas y eficaces cuidan tanto de nuestros campos sin pedir nada a cambio.

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