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CONSERVACIÓN INTERNACIONAL DE REPTILES

Juancho, el caimán del Orinoco que viajó de Carúpano (Venezuela) a Dallas (EEUU) y hoy es el héroe de su especie

La increíble historia de un cocodrilo venezolano que, desde Texas, ayuda a salvar al caimán del Orinoco de la extinción

Periodista Digital 17 Sep 2025 - 10:55 CET
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En Carúpano (Venezuela), hace ya más de cuatro décadas, nadie imaginaba que aquel pequeño reptil rescatado tras una riada se convertiría en el protagonista de una cruzada global por la supervivencia.

Juancho, un caimán del Orinoco, comenzó su vida doméstica como mascota de la familia González, recibiendo atenciones dignas de una celebridad local.

Con el tiempo, su tamaño descomunal—más de tres metros y 180 kilos—y su hocico delgado delataron su verdadera identidad: no era un simple caimán, sino un cocodrilo del Orinoco (Crocodylus intermedius), uno de los reptiles más grandes y amenazados del planeta.

La vida en el rancho familiar de Pedrito González se fue volviendo insostenible para un animal de semejante envergadura.

Tras la muerte de Pedrito, la familia decidió confiar el destino de Juancho a Profauna, una organización dedicada a la conservación de especies en Venezuela.

Lo que siguió fue el inicio de una odisea que llevó a Juancho de los llanos venezolanos a Dallas, Texas, para convertirse en el símbolo de un ambicioso programa internacional de reproducción y reintroducción.

Juancho sigue moviéndose con majestuosidad en el acuario de Dallas, convertido en uno de los embajadores más carismáticos de la biodiversidad suramericana. No solo es famoso por su tamaño y longevidad—ha superado ya los 45 años—sino por su legado genético: sus crías, y ahora sus nietos, están repoblando ríos y zoológicos de Venezuela, Estados Unidos y hasta Dinamarca.

El proyecto surgió a finales de los años 90, cuando un acuerdo entre el Acuario Mundial de Dallas y criaderos venezolanos permitió el traslado de Juancho y su pareja Miranda a Texas. Allí, en condiciones controladas, se inició un programa de reproducción pionero. Los huevos puestos por Miranda dieron lugar a decenas de crías: más de medio centenar fueron repatriadas a Venezuela y liberadas en los ríos Cojedes, Capanaparo y Guaritico, marcando un hito en la recuperación de la especie.

La estrategia no quedó ahí: algunos descendientes fueron enviados a zoológicos de Miami y Brownsville, donde continuaron la línea de sangre de Juancho. En 2021, por ejemplo, nacieron 26 crías de uno de sus hijos en Miami, consolidando la segunda generación de cocodrilos del Orinoco nacidos en cautiverio en Estados Unidos. Un reciente lote de 21 crías nacidas en Dallas en 2021, 16 de ellas nietos de Juancho, está siendo reintroducido en los llanos venezolanos, tras un proceso de aclimatación.

¿Por qué el caimán del Orinoco está al borde de la extinción?

El cocodrilo del Orinoco es una de las especies más emblemáticas y a la vez más amenazadas de Sudamérica. Clasificado como en peligro crítico de extinción desde 1996 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), su población silvestre ha sido diezmada por la caza furtiva, la destrucción de hábitat y la recolección de huevos.

Las iniciativas de cría en cautividad y liberación de juveniles, como las protagonizadas por Juancho y su descendencia, han permitido que la esperanza no se extinga. Sin embargo, la recuperación real depende de la protección efectiva en su hábitat natural y de la concienciación social.

¿Son un peligro para los humanos?

El caimán del Orinoco, a pesar de su tamaño imponente—los machos pueden superar los cinco metros y los 400 kilos—no suele representar un peligro real para las personas. Los ataques documentados son extremadamente raros y suelen estar vinculados a situaciones de defensa territorial o manipulación directa por parte de humanos.

En comparación con otros grandes cocodrilos, como el del Nilo o el marino, el caimán del Orinoco mantiene un perfil bajo en cuanto a conflictos con humanos. La mayor amenaza en la relación humano-caimán viene, de hecho, del lado humano: la caza y el saqueo de nidos.

El círculo vital: la familia de Juancho y el futuro de la especie

El caso de Juancho demuestra que la colaboración internacional y la gestión científica pueden marcar la diferencia en la lucha contra la extinción. La reintroducción de sus descendientes en los ríos venezolanos ha aportado datos esperanzadores: algunas de las “vaqueritas” nacidas en Dallas ya han construido sus propios nidos y han dado lugar a una tercera generación de cocodrilos en libertad.

La historia de Juancho ha servido también para educar y sensibilizar: la familia González, que lo crió como un miembro más, ha impulsado la publicación de un libro ilustrado sobre su vida, y los fondos recaudados en festivales se han destinado a proyectos de conservación.

El caimán americano: primo lejano y superviviente

Más allá del Orinoco, en las aguas de Centro y Norteamérica, otro caimán protagoniza historias de supervivencia: el caimán americano o alligator (Alligator mississippiensis).

Ambas especies, a pesar de sus diferencias de hábitat y situación, subrayan la importancia de la cooperación internacional, la educación ambiental y la gestión científica para garantizar la supervivencia de los grandes reptiles.

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