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INFECCIONES QUE VUELVEN A PONER EN JAQUE AL PLANETA

¡Alerta mundial! La tuberculosis resurge y amenaza con una nueva crisis sanitaria

El aumento de casos de tuberculosis preocupa a expertos y autoridades sanitarias, con síntomas ocultos y nuevas cepas que desafían los sistemas de salud

Periodista Digital 17 Abr 2025 - 01:09 CET
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La humanidad creía haber arrinconado a la tuberculosis, esa enfermedad milenaria que en su día inspiró novelas románticas y que, pese a los avances médicos, jamás desapareció del todo. Pero el mundo asiste ahora a un inquietante repunte de esta infección, que vuelve a figurar como la principal causa de muerte por patógenos infecciosos en 2023, superando incluso a la COVID-19. Y no hablamos de cifras modestas: más de 10,8 millones de personas enfermaron el último año y 1,25 millones fallecieron, incluidos 161.000 pacientes con VIH.

La situación es tan seria que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado el resurgimiento como “una vergüenza”, considerando que existen herramientas para prevenir y tratar la enfermedad. Sin embargo, factores como la resistencia a los medicamentos, la pobreza, el hacinamiento y la infrafinanciación han complicado aún más el panorama.

Los síntomas ocultos: cuando el peligro pasa desapercibido

Uno de los mayores desafíos actuales es que la tuberculosis puede permanecer latente durante años. Se estima que uno de cada cuatro habitantes del planeta está infectado con el bacilo tuberculoso (Mycobacterium tuberculosis), pero solo un 10% desarrollará síntomas en algún momento. El resto ni siquiera sabe que es portador.

Cuando la enfermedad se activa, los síntomas pueden confundirse fácilmente con un resfriado o una gripe persistente:

El problema es que estos síntomas pueden ser leves o solapados durante meses, lo que retrasa el diagnóstico y multiplica el riesgo de contagio. Además, en muchos casos la tuberculosis se manifiesta fuera de los pulmones (tuberculosis extrapulmonar), afectando órganos tan diversos como los riñones, huesos o cerebro, lo que dificulta aún más su detección.

Tuberculosis descontrolada: una amenaza global en ascenso

Lejos de ser un problema lejano o exclusivo de países en desarrollo, la tuberculosis avanza “sin control” incluso en regiones donde antes se consideraba casi erradicada. En España, por ejemplo, se diagnostican unos 4.000 casos anuales y la incidencia ha aumentado tras la pandemia de COVID-19 debido al colapso temporal del sistema sanitario y la interrupción del seguimiento médico.

A nivel mundial, el 56% de los nuevos casos se concentra en solo cinco países: India, Indonesia, China, Filipinas y Pakistán. Pero ningún continente está libre del problema. El 80% de las muertes ocurren en países de renta baja o media donde las condiciones de vida —hacinamiento, mala ventilación y acceso limitado a servicios sanitarios— favorecen la propagación del bacilo.

Los expertos han encendido todas las alarmas por varios motivos:

Expertos en pánico: resistencia bacteriana y desafíos médicos

Lo que realmente quita el sueño a epidemiólogos e infectólogos es el imparable avance de la tuberculosis multirresistente (MDR-TB). En 2023 se notificaron unos 450.000 nuevos casos resistentes a los fármacos habituales; solo dos de cada cinco afectados tuvieron acceso al tratamiento adecuado. La versión extremadamente resistente (XDR-TB) apenas deja opciones terapéuticas.

El tratamiento estándar —una combinación de antibióticos durante al menos seis meses— se enfrenta ahora al reto añadido de las mutaciones bacterianas. Abandonar prematuramente el tratamiento o emplear fármacos inadecuados no solo pone en peligro al paciente sino que contribuye a crear “superbacterias” mucho más difíciles (y caras) de erradicar.

¡No ignores estas señales! Los primeros síntomas pueden ser mortales

No hay que subestimar ni un catarro persistente. Si una persona experimenta tos prolongada (más allá de tres semanas), fiebre recurrente o sudores nocturnos debe consultar al médico cuanto antes. La detección precoz es crucial: el 85% de quienes reciben tratamiento adecuado evoluciona satisfactoriamente en cuestión de meses.

En cambio, retrasar el diagnóstico puede tener consecuencias fatales: una persona con tuberculosis activa sin tratar puede contagiar entre 10 y 15 personas al año solo por toser o hablar cerca del resto.

Los grupos más vulnerables incluyen:

El futuro: ¿nuevas armas contra una vieja conocida?

La ciencia busca respuestas innovadoras frente a esta nueva oleada. Existen ensayos clínicos para vacunas más efectivas —la actual BCG tiene ya más de un siglo— y métodos diagnósticos revolucionarios basados en muestras no respiratorias como orina u heces. Además, se investiga cómo reducir la duración del tratamiento antibiótico e identificar factores predictivos para evitar recaídas.

Mientras tanto, algunas historias demuestran cómo la creatividad puede marcar diferencias insospechadas…


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