“A España. Me voy para España” –dijo César Vallejo cuando se estaba muriendo. España, la de entonces y la de siempre se encuentra en el centro de su obra poética y de su propio corazón.
Por este motivo, un grupo de peruanos se reunió a rendirle homenaje en la calle Alcalá número 100 de Madrid donde residiera en 1931. Carlos Vásquez Boyer, rector de la Universidad Nacional de Trujillo y Óscar Maúrtua de Romaña, embajador del Perú, presidieron la reunión.
Vásquez Boyer subrayó el hecho de que Vallejo había sido alumno de la Universidad de Trujillo donde, además, constituyera el conocido grupo literario “Norte”.
Nunca en ninguna ciudad del Perú un grupo de muchachos que frisaban entre los 17 y los 24 años, se reunieron para hacer una revolución en la literatura, la música, la pintura y la propia historia peruana. Vallejo fue uno de ellos.
Además de destacar las virtudes del poeta, el embajador Maúrtua recordó a Juan Luis Velásquez, un joven peruano diez años menor que Vallejo, quien sería su compañero cotidiano en la capital de España. Además de poeta, Velásquez era un luchador social. Alejado de España, al caer la República, logró llegar a Méjico, donde fue secretario de León Trotsky.
Eduardo González Viaña, agregado cultural de la embajada, resaltó la calidad literaria de Vallejo y el cambio asombroso que imprimió en la historia de la literatura escrita en español.
Peruanos de diversas profesiones y actividades participaron en este evento cultural. Los reunía la presencia del rector de la universidad de Trujillo, quien se encuentra en España finiquitando convenios de hermanamiento con diferentes universidades del país.
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