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Polémica internacional tras un tuit del ministro español

El antisemitismo del inculto Óscar Puente, que llama «niñatos israelíes» a los adolescentes judíos franceses desalojados por Vueling

El piloto que expulsó a chavales judíos enseñó a volar a los terroristas del 11-S

Periodista Digital 27 Jul 2025 - 09:55 CET
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Antisemitismo en Valencia: expulsados de forma brutal de un avión de Vueling 52 adolescentes judíos y su monitora

Óscar Puente, el ministro tuitero de Transportes, tiene un talento innato para meterse en charcos digitales y desatar tormentas en redes sociales.

Con un currículum fake, que levantó cejas al incluir un supuesto máster de la Fundación Jaime Vera –que resultó ser más bien un cursillo del PSOE–, su trayectoria no para de generar titulares.

Mientras los trenes de España acumulan retrasos históricos y las carreteras se enfrentan a un mantenimiento que deja mucho que desear, Puente dedica su tiempo a lanzar dardos en X, donde su última salida de tono confirma el por que de su apodo: ‘Bocachancla’.

El episodio comienza con un vuelo de Vueling entre Valencia y París, cuando 47 menores judíos franceses fueron desalojados del avión.

La compañía alega “comportamiento conflictivo”, como manipulación del material de emergencia e interrupción de la demostración de seguridad, mientras que las familias y algunos testigos aseguran que simplemente cantaban canciones hebreas.

El incidente habría pasado a ser una anécdota de aeropuerto si no fuera porque el ministro Puente, intervino en X.com (antes Twitter) con un mensaje en el que se refería a los adolescentes como “niñatos israelíes” y planteaba irónicamente si “los patriotas” o “los xenófobos” apoyarían a la compañía aérea o a los chicos.

La reacción fue inmediata.

La asociación Yad Vashem España, delegación local del principal memorial del Holocausto mundial, respondió con contundencia: “Señor Óscar Puente, confundir su identidad religiosa con una nacionalidad extranjera es antisemitismo”. Insistieron en que eran “judíos franceses. Europeos” y recordaron que miles de familias judías siguen huyendo de Europa por amenazas, exigiendo respeto a los representantes públicos.

Diplomacia en crisis: Francia e Israel exigen explicaciones

El asunto escaló rápidamente hasta el plano internacional:

Las autoridades francesas y la propia aerolínea han anunciado investigaciones internas para esclarecer si existió motivación religiosa o si se trató únicamente de un problema disciplinario.

Una confusión peligrosa: religión versus nacionalidad

El error central del ministro ha sido confundir religión con nacionalidad. No es la primera vez que el desconocimiento o la falta de precisión sobre identidades culturales provoca controversia desde puestos institucionales. Para muchos observadores y colectivos judíos, tachar a menores franceses de “israelíes” revela una incultura preocupante sobre el judaísmo europeo y reaviva viejos fantasmas del antisemitismo institucional.

La intervención pública de Yad Vashem es especialmente significativa: no suele pronunciarse ante polémicas mediáticas salvo en casos graves relacionados con la negación del Holocausto o el fomento del odio. Su advertencia sobre la huida anual de familias judías europeas subraya la gravedad percibida del comentario ministerial.

Por si fuera poco, el diputado francés Stéphane Vojetta se sumó al reproche: “Querido Óscar Puente, estos niños y adolescentes (no niñatos) son franceses (no israelíes). Este mensaje debería darle vergüenza. Investigue lo ocurrido en Valencia y pida disculpas por su mensaje”.

Un historial polémico y dudas sobre la formación

No es la primera vez que Óscar Puente es señalado por su estilo bronco y su manejo dudoso de las redes sociales. El incidente reaviva las dudas sobre su formación académica, ya puesta en entredicho anteriormente por supuestas falsificaciones o imprecisiones. La comunidad judía española ha recordado que actitudes como la mostrada por el ministro agravan un contexto donde los incidentes antisemitas han aumentado notablemente en España durante los últimos años.

La precipitación al publicar sin confirmar datos básicos —como la nacionalidad real de los menores— pone el foco en la responsabilidad institucional ante temas delicados relacionados con minorías religiosas o étnicas.

Contexto político: amistades incómodas

En paralelo a esta polémica, crece el debate sobre la política exterior del Gobierno liderado por Pedro Sánchez, donde algunos sectores han criticado sus alianzas internacionales. Se ha señalado desde medios opositores que mientras se mantiene una relación cordial con regímenes como los talibanes afganos, las autoridades venezolanas chavistas o incluso líderes comunistas chinos, las relaciones con países democráticos occidentales como Israel o Francia se tensan innecesariamente.

Este incidente añade presión al Ejecutivo español, ya cuestionado dentro y fuera del país por su gestión diplomática e imagen internacional.

Y hay más ángulos

El comandante de Vueling que expulsó a los adolescentes judíos franceses fue uno de los instructores de vuelo de los terroristas del 11-S.

El español Iván Chirivella explicó en su libro Cómplice Inocente cómo instruyó a Mohamed Atta y Marwan Al Shehhi en la academia Jones Aviation, en Florida.

Desde entonces, este suceso ha perseguido al piloto de Vueling, quien fue duramente investigado por el FBI y, posteriormente, tuvo que abandonar los Estados Unidos para asentarse en España, donde trabaja desde 2006 en la compañía con la que ha protagonizado este incidente.

Claves del caso

Debate social: redes incendiadas y denuncia formal

La indignación no solo ha recorrido canales diplomáticos sino también las redes sociales españolas y francesas. El Club Kineret —organizador del campamento al que pertenecían los menores— ya ha anunciado una denuncia contra Vueling por lo que consideran una actuación “brutal e injustificada” durante el desalojo.

Mientras tanto, vídeos grabados por pasajeros muestran escenas tensas e incluso forcejeos entre personal aeroportuario y los monitores adultos del grupo. La versión oficial insiste en que nunca hubo discriminación religiosa reconocida ni por parte de Vueling ni de la Guardia Civil española.

Perspectivas abiertas

A falta de las conclusiones oficiales sobre lo sucedido en aquel vuelo Valencia-París, lo cierto es que este episodio ha puesto bajo lupa tanto la gestión política española como los mecanismos para proteger a las minorías religiosas frente al discurso público institucional. El debate sobre antisemitismo, incultura política y diplomacia europea sigue abierto —y trasciende fronteras— mientras se espera una disculpa formal o algún gesto reparador desde el Ministerio.

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