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La tauromaquia regresa con fuerza al Coliseo Balear

Castella triunfa y abre la Puerta Grande en Palma: el acero frustro a Morante y a Manzanares

Castella, Manzanares y Roca Rey torearán la corrida del 10 de agosto en Palma

Periodista Digital 08 Ago 2025 - 18:48 CET
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La tarde del 7 de agosto de 2025 quedará grabada en la memoria de Palma de Mallorca y de los aficionados a la tauromaquia.

El Coliseo Balear volvió a llenarse tras ocho años de espera, y esta vez con un público diverso: nietos, padres y abuelos compartiendo tendido gracias al levantamiento de la prohibición que impedía a los menores disfrutar del espectáculo acompañados por adultos.

Más de 10.000 personas llenaron la plaza, en una jornada teñida de ambiente festivo y expectación por ver en acción a tres figuras: Morante de la Puebla, Sebastián Castella y José María Manzanares.

Entre el bullicio del reencuentro, el francés Castella firmó su nombre como protagonista absoluto al cortar una oreja a cada toro y salir a hombros por la Puerta Grande.

Su toreo elegante y su entrega convencieron al público balear, que reconoció el valor y la calidad de sus faenas.

En contraste, Morante, aunque ovacionado por su arte, perdió sus premios por culpa del acero, mientras que Manzanares, también penalizado por la espada, solo pudo sumar una oreja en el último toro de la tarde.

La faena: detalles, premios y desencantos

La corrida arrancó con toros de Juan Pedro Domecq, un cartel de lujo para un evento histórico. El primer toro, manso y complicado, apenas permitió a Morante lucirse con unas verónicas antes de abreviar. Su mejor momento llegó con el cuarto toro: desplegó su toreo más clásico, provocó una ovación tras una voltereta espectacular y remató con manoletinas; pero el fallo con la espada le privó del trofeo soñado.

Castella recibió al segundo toro con temple y arrimón. Construyó la faena sobre la mano derecha, muy ligado y valiente. Necesitó dos intentos para rematar con la espada y así consiguió su primera oreja. En el quinto toro volvió a apostar por los terrenos comprometidos y ejecutó pases cambiados por la espalda que levantaron al público. A pesar de un pinchazo previo al descabello, se llevó la segunda oreja que le garantizó abrir la Puerta Grande.

En cuanto a Manzanares, mostró su toreo más elegante en el tercero pero falló con los aceros. En el sexto logró estructurar una faena compacta y efectiva, rubricada esta vez sí con una buena estocada que le valió una oreja. Quedó así ovacionado en ambos turnos pero sin poder acompañar a Castella en su salida triunfal.

Curiosidades taurinas: datos locos e historia viva

La tarde en Palma fue especial no solo por lo artístico o lo estadístico. Aquí algunos datos curiosos:

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La jornada dejó claro quiénes fueron los nombres propios del festejo:

Puesto Torero Trofeos Momento destacado
1 Sebastián Castella 2 orejas Salida a hombros; arrimón decisivo
2 José María Manzanares 1 oreja Faena final cerrada con gran estocada
3 Morante de la Puebla Ovación Toreo clásico; perdió premio por la espada

Otros datos locos

La importancia social: más allá del ruedo

La corrida sirvió también como símbolo social para muchos palmesanos. La modificación legal ha devuelto a las familias jóvenes al coso y resucitado debates sobre tradición e identidad cultural frente a movimientos animalistas. Para muchos asistentes fue la oportunidad perfecta para compartir recuerdos entre generaciones, renovar vínculos familiares e iniciar a los más pequeños en las tradiciones locales.

No menos relevante fue el gesto festivo del público: pañuelos blancos ondeando tras cada pase destacado y un ambiente donde se mezclaban turistas curiosos con veteranos aficionados locales.

En definitiva, Castella, Palma y toda Mallorca vivieron mucho más que una simple corrida: fue un reencuentro multigeneracional con la historia viva, salpicado de curiosidades improbables, reivindicaciones sociales y ese punto loco que solo regala la mejor fiesta brava.

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