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Trine Piil Christensen, directora de cine danesa

«Adapté al cine la novela ‘Nada’ porque la atrocidad que aborda no es gratuita, combina una trama fuerte con una cuestión filosófica trascendental»

   

Gloria Scola 17 Jul 2023 - 09:30 CET
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Presentada en la SEMINCI de VALLADOLID, ya está en los cines NADA (Nothing, Intet en danés), un controvertido thriller sobre cómo la crisis existencial en la adolescencia puede derivar en hechos siniestros, terroríficos y salvajes. Trine Piil Christensen, su codirectora, habla con GLORIA SCOLA para PERIODISTA DIGITAL.

Texto: GLORIA SCOLA

En un pueblo de Dinamarca, el primer día de clase, un niño de 13 años abandona el colegio afirmando que NADA en la vida importa ni tiene sentido. Se sube a un árbol, y ahí se queda. Con el fin de convencerle para que baje y de que está equivocado, algunos de sus compañeros comienzan a aportar, a modo de prendas, algo realmente valioso para cada uno de ellos. Pero el tema se les va de las manos hasta llegar a extremos espantosos, muy violentos. En realidad, escalofriantes.

La trama de NADA, la película de Trine Piil Christensen, basada en el best seller homónimo de la autora, también danesa, Janne Teller, ha sido comparada por algunos con la novela de 1954 El señor de las moscas, del británico y premio Nobel de Literatura William Golding. Tras su paso por la pasada Seminci de Valladolid, ayer, 14 de julio de 2023, llegó a los cines de toda España.

¡Su película es muy fuerte! Aborda cuestiones incómodas, hechos siniestros, despiadados… Tengo entendido que encontró la novela por casualidad en casa de unos amigos en Londres y que no podía dejar de leerla.

¡Sí! Así es. Estaba en la habitación de mi sobrino. Viví en Londres muchos años, fui a pasar la Navidad fuera de casa y olvidé mi libro, así que cuando vi NADA quise leerlo, porque conocía a la autora, aunque no ese título (publicado en el año 2000). Y lo hice. De un tirón. Estuve leyendo hasta el amanecer.

¿Por qué quiso convertirlo en película? (Codirigida por Seamus McNally)

Porque me impactó muchísimo. Primero, por el hecho de que estaba dirigida a gente joven, pero yo sentía que era para todo el mundo. Esta noción de: “Presta atención a lo que de verdad importa” me impresionó mucho. Y recordé haberme planteado esa pregunta en mi adolescencia. Y no está resuelta, ni la resolveré. Uno sigue preguntándose qué es realmente lo importante, y a veces nos desviamos y nos vemos seducidos a no prestar atención a lo realmente importante. Y lo otro que me gustó fue la trama. Tan fuerte. No es solo terror o atrocidad gratuita. Combina una trama fuerte con una cuestión filosófica transcendental.

¿No es aterrador lo que se puede llegar a hacer, especialmente los adolescentes, como en la película, por un desencanto ante el sentido de la vida?

Sí, da mucho miedo. Muchísimo. Y se me han planteado muchas preguntas haciendo NADA. “¿No crees que te estás pasando, que es demasiado? ¿De verdad crees que es creíble?”. De hecho, cuando NADA salió en Dinamarca, hubo un gran escándalo público porque en un internado de alto nivel, los mayores se levantaron en mitad de la noche y dieron una paliza a los estudiantes más pequeños. Por tanto, creo que desgraciadamente no es tan irreal. Puede que haya elevado las apuestas, pero es impactante lo que la gente puede llegar a hacer. Y no solo los niños. También los adultos.

¿Y cree que ocurre más en los países desarrollados, o en personas más inteligentes o con mayor nivel de educación, por tener pensamientos más profundos y más tiempo para pensar?

No. Creo que es una cuestión existencial, y seas de donde seas, te haces esa pregunta. Quizá te la hagas en un contexto distinto, pero es una pregunta existencial. ¿Qué es lo que nos importa? ¿Qué es lo importante en la vida? Siempre nos la hemos planteado, y lo seguiremos haciendo. Y también sé por la autora, Janne Teller, que ha viajado por todo el mundo presentando el libro, que la novela ha tenido un gran impacto incluso en países no tan desarrollados, como Perú o Colombia.

¿Ha cambiado muchas cosas de la novela?

No. Tenía un contrato con Janne, un acuerdo, para mantenerme fiel al libro, lo cual hice. Pero, a diferencia de la novela, en la película los personajes de Agnes y Sofie son amigas, porque para mí era muy importante establecer esa relación. El libro, quizá, es más alegórico, y no hay tanta psicología como en el film. Trabajé mucho las interrelaciones en este grupo específico de jóvenes.

En NADA presenta a un grupo de adolescentes de unos 13 o 14 años. Uno de ellos se siente muy decepcionado ante la vida y afirma que todos somos meras copias, no seres únicos, y a modo de protesta o de enfado, trepa un árbol y no baja. El resto empieza a aportar pequeños objetos propios que les resultan valiosos a cada uno de ellos para demostrarle que sí hay cosas importantes en la vida, y en una sorprendente escalada de violencia, tanto psíquica como psicológica, el asunto se les va de las manos y se convierte en algo cada vez más exigente y truculento. ¿Habló con los actores sobre qué pensaban ellos de todo esto?

Sí. Tuvimos muchos debates y charlas sobre lo que realmente es importante para nosotros. Y lo difícil que es comprender lo que importa, porque todos podemos decir: “Mi familia, mis amigos, la salud…” Pero también todos tenemos a veces esa sensación de levantarnos un día y pensar: “La vida no tiene sentido, no merece la pena”, como si hubiésemos perdido el sentido de qué es lo que nos mueve o nos guía. También hablamos mucho acerca de por qué nos viene esta profunda tristeza psicológica, a pesar de tener comida, ropa, amigos , y entender por qué no podemos sentirnos satisfechos simplemente con eso. Es muy difícil determinar con precisión lo que nos importa, y en la película los niños del grupo, antes de empezar a elegir por el otro lo que deben aportar, también lo dicen. ¿Qué es lo realmente importante? ¿Qué vas a dar que sea importante para ti?

Como en el juego de las prendas. Imagino que en ese grupo de actores, algunos pensarían de una forma más pesimista, y otros, más optimista.

Sí, pero creo que llegamos a este entendimiento de que uno tiene que escuchar en su interior lo que realmente le importa. Y no es solo una cosa, como mi familia y la salud, o lo que sea. Eso es lo obvio. Es la consecución de cosas. Eso abarca también límites, y valores, y relaciones. Y lo que realmente importa va cambiando. Unos días es esto, y otros, estás completamente perdido en lo que es importante para ti. Y te dices: “Nada importa”, como el niño que llega hasta las últimas consecuencias y va y se queda en el árbol. Trabajé mucho para construir la relación entre los niños, porque nunca se habían conocido e iban a formar parte de un grupo que experimenta momentos psicológicos muy duros. Tenían que confiar el uno en el otro e intenté crear un espacio alrededor de ellos que fuera seguro. Un espacio en el que estar bien, en el que poder llorar. La escena específica en la que se le corta el pelo a una niña, es una niña real con pelo real, así que hay mucha identificación con el personaje.

Como digo, es una película muy inquietante. Supongo que habrá tenido que responder alguna crítica sobre por qué mostrar este tema tan angustioso y controvertido. O quizá no.

Sí, por supuesto que sí. Pero creo que, de hecho, más antes de hacerla. Estábamos en plena pandemia, había que financiarla y la rodamos durante el coronavirus. Y tuve problemas con el Instituto de Cine Danés porque pensaron que, a pesar de que es un libro muy reconocido en Dinamarca, no era apropiado hacerla. Así que en la primera fase tuve más dudas y más preguntas en cuanto a por qué quería hacer esto de las que tuve después. Sin ánimo de intromisión, ¿tiene hijos?

Sí. Y quiero decir que es muy importante para mí. Tengo un hijo de 23 años. Cuando empecé a preparar NADA, mi hijo era un adolescente, y sus amigos venían mucho a casa, así que pasé mucho tiempo escuchándoles. Ha sido un gran guía para mí. Fui a su clase a hablar en profundidad del libro, porque tenía una gran relación con estos chicos, y lo habían leído en el
colegio.

¿Qué le pareció a su hijo que lo llevara al cine y la película en sí?

Oh, fue un amor. De hecho, cocinó para nosotros, es muy buen cocinero, y se comprometió mucho con los niños, que tenían cinco o seis años menos que él, y con la película. Usted nació en Dinamarca el 12 de enero de 1966. ¿Dónde?
En el campo. A las afueras de una ciudad de tamaño medio, Randers, en Jutlandia Central, muy lejos de Copenhague.

He entrevistado a varios cineastas daneses, como Thomas Vinterberg (Celebración, La caza, Otra Ronda) , Susanne Bier (Después de la boda, Un mundo mejor) , al actor Mads Mikkelsen… El cine danés me encanta. ¿Qué es lo que lo caracteriza y cómo está ahora?

Bueno, Vinterberg y Bier son muy distintos. Para mí Thomas es un director maravilloso; aporta mucha vida a sus personajes. Creo que ahí reside la fuerza del cine danés, y de las series. Y el Instituto de Cine Danés animó mucho a experimentar. Y eso produjo mucha autenticidad. Actualmente, como en todos lados, tenemos un problema. Tenemos que redefinir y encontrar nuevas formas de contar historias, y, quizá, encontrar una manera de volver a contar las historias, porque se ha convertido en puro negocio, y no se ha priorizado lo más delicado.

¿Asumo que Susanne Bier no le resulta tan interesante?

Mi corazón está más cerca de las películas de Vinterberg, sí. Pero creo que Susanne es una excelente contadora de historias, y lo cuenta de una forma distinta a Thomas. Yo conecto mucho más con los relatos “character driven” (impulsados por los personajes, donde estos se desarrollan más y se centran en sus conflictos internos y en su evolución más que en la trama), con profundidad y autenticidad que hace Thomas. (En contraposición con “Plot driven” – relatos impulsados por la trama, más centrados en lo que rodea al conflicto externo que en los personajes).

Recuerdo que cuando vi Celebración (Festen), de Vinterberg, aluciné.

Sí. ¿Y sabes qué?. Recientemente volví a verla y no envejece. Tiene la misma fuerza. Realmente es una historia que te toca; te emociona. También me entretienen mucho las películas de Susanne, y a veces también es provocadora. Pero emocionalmente no se quedan conmigo como lo hacen las de Thomas. Algunas de Lars Von Trier también son maravillosas. Soy una gran fan de Rompiendo las olas.

Esa película, o la odias, o te encanta. Hubo un crítico español que dijo: “En vez de llamarse Rompiendo las olas, debería haberse llamado Rompiendo las pelotas”.

¡Vaya! (ríe).

Efectivamente, depende del director, pero creo que el cine danés es identificable. Hay algo en él fascinante. No sé si es por el frío que hace en Dinamarca, o qué. Tiene algo muy interesante.

Sí. Y también para mí. Pero creo que actualmente estamos en crisis, un poco perdidos. Afortunadamente están emergiendo nuevas voces muy sugerentes, y también considero que se apoya mucho en lo que se hacía a finales de los 90, con ese ánimo de ser sinceros y
encontrar algo más profundo. A la cabeza del Instituto de Cine Danés había un gran visionario, que, por ejemplo, impulsó el movimiento DOGMA. ¿Cómo haces para que un país pequeño, con un idioma minoritario, destaque? Luego llegó The Killing, la gran serie de tv danesa… En todo hay algo de oscuridad, y no sé de dónde nos viene. Quizá sea porque tenemos este frío y este ambiente triste durante siete meses al año. Dinamarca somos como dos países. Tenemos 30 grados unos meses, y es como estar en el Mediterráneo, y luego el resto, con una vida muy distinta.

No conozco Dinamarca. De los países nórdicos, solo he estado en Finlandia, en el Festival de Cine de Helsinki. Pero supongo que la falta de luz tiene que ver con todo eso.

Sí. Y es frío, y triste, y gris. Hay un poeta danés muy famoso (Henrik Nordbrandt) que escribió un poema que todos los daneses conocemos. Se llama: “Noviembre, Noviembre, Noviembre, Noviembre”. (El año tiene 16 meses: Noviembre, Diciembre, Enero, Febrero, Marzo, Abril, Mayo, Junio, Julio, Agosto, Septiembre, Octubre, Noviembre, Noviembre, Noviembre, Noviembre). Y todos sabemos lo que significa. Ese es el poema completo. Sabemos que es gris, oscuro, triste, frío (ríe).

¿Y tienen una noche entera de luz?

No. No tenemos noches blancas en Copenhage. Para eso tienes que ir a Estocolmo, o Helsinki, u Oslo. Ahí tienen verdaderas noches blancas, pero nosotros, no.

¿Qué directores le han influido?

Me inspiran muchas películas de Martin Scorsese, como Taxi Driver, o John Cassavetes con Una mujer bajo la influencia. Cinema Paradiso (de Giuseppe Tornatore). Es super excitante el encuentro entre la historia, las imágenes y la música. Hacer cine es como hacer una muy buena sopa o crema. Tienes que ir reduciendo y reduciendo y reduciendo para encontrar la esencia.

Y de esa esencia surgen escenas inolvidables.

Sí. Me viene a la cabeza una pre secuencia. ¿Has visto la prueba de casting, la audición de Elliot para E.T?

No. ¿Está en youtube?

Oh. Tienes que verla. Sí está. Muestra cómo Steven Spielberg le hace la prueba al niño de E.T. (a Henry Thomas), y es simplemente maravilloso. Es una pre escena cinematográfica que luego aparece entera en la película.

Tal y como ocurre en NADA, El señor de las moscas también aborda la brutalidad de unos
adolescentes.

Sí. El libro ha sido comparado con El señor de las moscas. Vi la película hace mucho, en el colegio, y me impresionó muchísimo. Pero la diferencia entre ambas, es que en NADA los padres están alrededor, por ahí, pero no lo ven. En El señor de las moscas los padres no están.

¿Cree que su película puede ser una llamada de atención a la sociedad, o a los padres, a
modo de: “Oye, tenemos que hablar más entre nosotros”?

Bueno, eso sería estupendo que ocurriera. Desde luego, tenemos que tener todas las llamadas de atención posibles. A veces me desespero porque las sociedades occidentales podemos expresar que muchos de nuestros jóvenes tienen problemas, pero no podemos cambiarlos. Llevamos con este debate seis o siete años, y vemos que la ansiedad, las autolesiones y las tendencias suicidas están aumentando. Pero no parece que podamos cambiarlo. Y espero que mi película inspire a algunos para que lo hablen, y que los mayores lo vean, porque tengo la impresión de que a veces nos da miedo ver y admitir que nuestros jóvenes… Intentamos hacerles sentir bien y decirles que todo va a estar bien, bla, bla, pero creo que también a veces hay que abrirse a esa parte oscura de la vida con los jóvenes.

En cierto momento, un personaje le dice a otro: “Si intimamos más, nos enamoraremos. Y luego romperemos. Y luego nos volveremos a casar, y luego moriremos, así que no hay nada importante”, lo cual es irrebatible; no se puede negar. La vida es lo que es y todos moriremos. Para eso, no hay palabras de consuelo.

No, no hay ninguno (ríe). Pero con suerte disfrutaremos de los encuentros que tengamos a lo largo de la vida antes de irnos (ríe).

Cree que ahora es más fácil para las mujeres directoras es más fácil conseguir financiación
que hace unos años?

Eso espero! (ríe). En Dinamarca, desde luego, ahora hay más películas hechas por mujeres. Hace poco se publicó una encuesta en la que se decía que todavía el número no es igual, y que nos pagan menos, y que nuestras películas tienen un presupuesto más pequeño, así que falta camino por recorrer.

Estuvo en la Seminci. ¿Qué opina del cine español?

Ah, me encanta. Intento ver todo lo que puedo. Pedro Almodóvar, Buñuel… Y soy muy fan de la casa de papel, de la primera temporada. Creo que es super entretenida y una historia muy política. Y me encanta la idea de imprimir billetes y robar dinero que no es de nadie, esa alegoría.

¿Ahora vive en Copenhage?

Sí. Viví en Londres 17 años, y hace más de 20 volví a Dinamarca.

Pues venga a España y haga aquí una película. Le daremos la luz.

(Ríe). He estado en Madrid varias veces y me encanta. Tengo la sensación de que España está viviendo una época muy interesante.

Sí. Ahora tenemos elecciones generales. Muchas gracias y mucha suerte.
Muchas gracias a ti.

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